Alstom y Siemens quieren fusionar sus negocios ferroviarios, pero la oposición regulatoria que enfrentan es una muestra de cómo las medidas antimonopolio de la Unión Europea se contraponen a los esfuerzos de hacer frente a la amenaza de China.

La fusión, que crearía la segunda empresa ferroviaria más grande del mundo con ingresos de unos 17,500 millones de dólares, se diseñó para crear un campeón europeo que desafíe el avance de CRRC, de propiedad estatal de China, y de Bombadier Transportation, de Canadá.

La unión resultante sería de aproximadamente la mitad del tamaño de CRRC, pero del doble del tamaño de Bombardier.

Reglas antimonopolio

Las preocupaciones sobre cómo afectaría la fusión a la competencia se centran en el suministro de material rodante de muy alta velocidad para trenes como el Eurostar que une a Gran Bretaña, Francia, Bélgica y los Países Bajos, pues Siemens y Alstom son los dos mayores proveedores de este producto en Europa.

Alemania y Francia apoyan el acuerdo que, han dicho, ayudará a garantizar la competitividad de la industria ferroviaria europea. Sin embargo, la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, dijo que Europa no puede construir campeones industriales socavando la competencia.

El conglomerado alemán ha ofrecido licenciar partes de su negocio de trenes de alta velocidad y vender partes de sus operaciones de señalización, luego de que la Comisión Europea expresó preocupación.

Siemens había ofrecido inicialmente compartir su tecnología de trenes de alta velocidad, que permite a los trenes viajar a más de 250 kilómetros por hora, durante cinco años con terceros. Sin embargo, el guardián de la competencia de la UE quería una duración más larga, una demanda que la compañía rechazó.

‘Un error económico y político’

El ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, reiteró este lunes que los gobiernos París y Berlín apoyaban la fusión, lo mismo que el presidente ejecutivo de Alstom, Henri Poupart-Lafarge, y su colega de Siemens, Joe Kaeser.

“Rechazar la fusión entre Alstom y Siemens sería un error económico y político”, dijo Le Maire a periodistas antes de una visita de la comisaria de Competencia de la UE a París.

“No podemos tomar una decisión industrial para el siglo 21 con las reglas de competencia del siglo 20”, agregó Le Maire, reiterando una advertencia a Vestager sobre el rechazo de la fusión.

Los comentarios de los políticos reflejan la frustración con leyes de competencia de la UE que ya no reflejan la realidad geopolítica de hoy y en particular la amenaza de China.

El organismo de control de la UE decidirá antes del 18 de febrero si aprueba la fusión, aunque varios reportes periodísticos afirman que podría vetarla, porque las concesiones de las compañías no fueron suficientes.

Con información de Reuters