La Fundación Bill y Melinda Gates anunció el miércoles una inversión de hasta 120 millones de dólares para facilitar el acceso de los países pobres a un prometedor medicamento contra el COVID-19 en forma de píldora.
El laboratorio estadounidense Merck ha desarrollado un medicamento, el molnupiravir, que reduce en gran medida el riesgo de hospitalización y muerte cuando se toma en los primeros días de la infección.
Este tratamiento consiste en tomar comprimidos y es por tanto fácil de administrar. Además, representa una alternativa a las vacunas, en particular para los países que tienen dificultades para acceder a ellas.
Su autorización está siendo evaluada actualmente por el regulador estadounidense de los medicamentos, la FDA.
El dinero invertido por la Fundación Gates se utilizará en fomentar la producción de genéricos del fármaco por parte de empresas, en particular indias, a las que Merck ya ha concedido una licencia.
Merck planea fabricar las dosis necesarias para 10 millones de tratamientos antes de fin de año.
Pero gran parte pueden beneficiar a los países ricos, como fue el caso de las vacunas.
“El suministro global (de vacunas) fue comprado por los países ricos”, dijo Trevor Mundel, presidente de la división de salud global de la fundación.
“Tenemos que evitar que esto vuelva a suceder”, agregó.
Algunos fabricantes de genéricos “dijeron que pueden producir fácilmente 10 millones de tratamientos por mes, pero el problema es que probablemente no lo harán hasta que vean cuál es la demanda y quién pagará” por su trabajo, explicó.
“Esto es lo que queremos acelerar, no queremos que esperen”, explicó.
La Fundación Gates también ha permitido el desarrollo de una técnica “más sencilla y rentable” para fabricar este fármaco, que se ha compartido con los fabricantes de genéricos.