Facebook dio a conocer este jueves, por primera vez, las cifras de incidencia de discursos de odio en su plataforma de redes sociales: de cada 100,000 vistas de contenido en el tercer trimestre, entre 10 y 11 posteos incluían este tipo de alusiones violentas.

La mayor compañía de redes sociales del mundo, que está bajo un fuerte escrutinio por sus políticas en torno al abuso en las plataformas, en particular durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos, publicó sus estimaciones en su reporte trimestral sobre moderación de contenidos.

Facebook dijo haber tomado acciones sobre 22.1 millones de artículos o contenido calificado como discursos de odio en el tercer trimestre, de los cuales 95% fueron identificados proactivamente. La firma dijo que tomó acciones sobre 22.5 millones de publicaciones de este tipo en el trimestre anterior.

La compañía estadounidense se refiere a “tomar acciones” a la eliminación de contenidos, a la visibilidad de advertencias sobre las publicaciones, desactivación de perfiles o a que escala ciertos episodios a agencias externas.

En la red social de fotografías Instagram, Facebook dijo que tomó acciones sobre 6.5 millones de posteos con contenido de discursos de odio, más que los 3.2 millones del segundo trimestre. Alrededor de 95% de los posteos fueron identificados proactivamente, un alza de 10% respecto del trimestre previo.

Este verano, grupos de derechos civiles se organizaron para boicotear colectivamente los anuncios publicitarios en Facebook, en un intento por presionar a las firmas de redes sociales para que actúen en contra de los discursos de odio.

En octubre, Facebook dijo que actualizaría sus políticas contra los discursos de odio para prohibir cualquier contenido que distorsione o niegue el Holocausto, en un giro respecto a los comentarios del presidente ejecutivo de la empresa, Mark Zuckerberg, en torno a lo que debería permitirse en la plataforma.

A principios de esta semana, Zuckerberg y el director ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey, fueron interrogados por el Congreso sobre las prácticas de moderación de contenido de sus empresas, desde acusaciones de republicanos de tener un sesgo político hasta decisiones sobre retórica violentista.