En marzo, Susan Zirinsky dirigirá CBS News y con ello no sólo será la primera mujer en ocupar el cargo, sino que será también, a sus 66 años, la persona de mayor edad en llegar a él.
La noticia de su elección llegó poco después de que Nancy Pelosi, de 78 años, fuera reelegida como Presidenta de la Cámara de Representantes, y de que la Representante Maxine Waters se convirtiera en la primera mujer y persona afroamericana en liderar el Comité de Servicios Financieros, a sus 80 años.
El ascenso de Zirinsky se dio también en la misma noche que Glenn Close, de 71 años, superó a cuatro mujeres más jóvenes para ganar el Globo de Oro a la mejor actriz.
Parece que las mujeres mayores -reporta en un artículo The New York Times-, por mucho tiempo invisibles o desviadas, experimentan una sensación desconocida: el poder.
De acuerdo con datos de la Oficina del Censo de los Estados Unidos, hoy hay más mujeres con más de 50 años mujeres en el país que en cualquier otro momento de la historia. Todas ellas son más saludables, trabajan más tiempo y tienen más ingresos que las generaciones anteriores, informa el medio estadounidense.
Lo anterior ha generado un progreso modesto pero real en su visibilidad y estatura.
“¿Edad? – no te preocupes por eso. Es un estado de ánimo”, declaró Zirinsky en artículo citado: “Tengo tanta energía que mi personal hizo una intervención cuando probé un Red Bull”.
El medio estadounidense atribuye al movimiento #MeToo la llegada de oportunidades inesperadas para el reposicionamiento de la mujer debido a que se ha derribado a muchos hombres de alto perfil, quienes por cierto, han liderado a las grandes organizaciones hasta la séptima u octava década de vida.
La profesora de estudios de comunicación en la Universidad de Michigan, Susan Douglas que actualmente escribe un libro sobre el poder de las mujeres mayores, mencionó que vivimos una “revolución demográfica”, tanto en el número de mujeres de 60 y 70 años que hoy trabajan, así como en la percepción que tenemos de su experiencia y valor.
“Las mujeres mayores ahora dicen ‘No, sigo vibrante, todavía tengo mucho que ofrecer y no voy a ser consignada a la invisibilidad'”, reflexionó. “Estas mujeres están reinventando lo que significa ser una mujer mayor”, agregó.
El promedio de vida de las mujeres en los Estados Unidos en 2016 era de 81.1 años, en comparación con los 76.1 años de los hombres. Hoy, casi un tercio de las mujeres entre 65 y 69 años laboran, es decir, un incrmento de 15% desde fines de la década de 1980, según datos de los economistas de Harvard Claudia Goldin y Lawrence Katz.
A pesar de esta nueva tendencia, todavía es raro encontrar mujeres en sus 60 dentro de grandes instituciones o que figuren en el centro de otras industrias.
En el cine, por ejemplo, un estudio de la Universidad del Sur de California de 2017 descubrió que solo 2.6% de los protagónicos en 25 filmes nominados a mejor película eran mujeres mayores de 60 años, y encima tenían muchas menos probabilidades de ser representadas en trabajos poderosos .
“Creo que esta noción de quién puede liderar y quién no, está siendo completamente alterada”, comentó la presentadora de noticias Katie Couric, de 62 años. “Entonces, ver a alguien como Glenn Close dar el discurso más conmovedor de la noche, y su experiencia y sabiduría respetadas o a Susan Zirinsky elevarse, digo: ‘Adelante’. Vamos a tener más de esto”.
El medio de Estados Unidos cita una broma recurrente entre las personas mayores de 60 años: “puedes entrar a una tienda de comestibles y robar lo que quieras, porque nadie se dará cuenta de que estás ahí”.
Hoy, mientras que el atractivo de los hombres se percibe en aumento con la edad, con las mujeres sucede lo contrario. En su libro “The Beauty Bias”, Deborah Rhode, profesora de derecho de Stanford explica que si bien el pelo canoso y las cejas fruncidas hacen que los hombres envejecidos parezcan “distinguidos”, las mujeres de edad corren el riesgo de ser marginadas o ridiculizadas por sus esfuerzos por aparentar más juventud.
Hoy el arco de la vida laboral de las mujeres se expande al igual que la percepción que se tiene de ellas en edades más avanzadas, que son las mismas que gustan de trabajar, indican demógrafos, una realidad que vieron posible por primera vez hace décadas, cuando las oportunidades comenzaron a abrirse para ellas en la década de 1970 y 1980.
Hay, además, quienes dicen que la cultura alcanza poco a poco la realidad de una población más amplia y canosa que no está ansiosa por alejarse de la vida cívica o pública.