El caso Chesapeake, ¿el principio del fin para el fracking en Estados Unidos?
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El caso Chesapeake, ¿el principio del fin para el fracking en Estados Unidos?

El caso Chesapeake, ¿el principio del fin para el fracking en Estados Unidos?

Chesapeake Energy Corporation, una de las empresas más importantes en la industria estadounidense de petróleo y gas natural, anunció la semana pasada que es posible que sea incapaz de cumplir con su coeficiente de apalancamiento, lo que levanta dudas sobre sus futuras operaciones e incluso abre la puerta a una eventual bancarrota.

Expertos en el sector señalan el evento como el primer indicio de una desaceleración en el shale estadounidense.¿Es el caso?

El desarrollo del shale puede sobrevivir con los precios actuales, pero algunas de estas empresas empezaron su producción cuando el precio estaba en los 70 dólares.

También puede tratarse de un pataleo para ver si logran mejores condiciones, con el pretexto de que esto puede afectar a toda la industria, dice Paul Sánchez, director de Ombudsman Energía México.

Si ellos dejan de producir y hay un efecto en cadena que pare a otros productores, vas a tener una caída importante que va a subir el precio o va a ser aprovechado por Arabia Saudita

Chesapeake fue una de estas empresas pioneras en operaciones de shale y fractura hidráulica, que comenzó a operar en un mercado petrolero muy distinto, por lo que en estos momentos podría estar pagando el costo de haber iniciado proyectos poco eficientes debido al desconocimiento del sector.

Ellos fueron de los primeros en adoptar la tecnología a gran escala. El problema es que cuando estaban desarrollando hicieron muchas cosas por prueba y error, dijo Gonzalo Monroy, director de GMEC.

“Esto se traduce en que los primeros miles de pozos que ellos desarrollaron son muy costosos y de muy poca producción, entonces necesitan precios muy altos de gas y petróleo para poder salir avante. Es la maldición de ser el primero en moverse y abrir brecha”.

Existen otras empresas que han sido capaces de producir de una forma tan eficiente que las grandes petroleras han decidido aprender de sus modelos de negocios.

En 2010, ExxonMobil finalizó un acuerdo para adquirir a XTO Energy por 36,000 millones de dólares, la compra más grande en el sector desde el trato que creó a ExxonMobil en 1999.

XTO es una de las empresas más eficientes en la utilización de fractura hidráulica y, de acuerdo con Monroy, sus costos de producción por barril están por debajo de los 35 dólares, lo que les permite operar con ganancias incluso en un mercado con precios a la baja, como lo es el actual.

“[Tras la adquisición, ExxonMobil] no tocó nada de la cultura operativa, de trabajo y de operaciones, y se dedicaron a aprender de eso. Este aprendizaje se puede ver reflejado en Vaca Muerta, en Argentina”.

A pesar de los avances en materia de eficiencia, todavía hay empresas en la posición de Chesapeake que pueden correr riesgos a futuro.

Esta situación surge a partir de la crisis de 2008, cuando el gobierno estadounidense prestó dinero a tasas muy bajas para reactivar la economía, lo que aunado al alto precio del petróleo provocó el surgimiento de varias empresas de shale que estaban más interesadas en la rápida explotación que en la disminución de costos.

Esto explica por qué se empezaron a hacer pozos que originalmente se hubieran ido a pérdida pero que se sostenían. La idea era que todo lo que se sacara de un pozo iba a pagar el desarrollo de otros pozos. Es como un esquema de pirámide que tampoco es un modelo sostenible

Gonzalo Monroy, director, GMEC

Aún así, Monroy es optimista y considera que aunque algunas empresas estén en riesgo financiero seguramente liquidarán sus activos y estos terminarán siendo operados por otras compañías.

El shale todavía no se detiene.

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