La carencia de infraestructura para transportar gas en el sureste del país, la obra pendiente de reconfiguración de la compresora de Cempoala y la falta de un acuerdo comercial entre Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para realizar intercambios de gas son las razones más importantes por las cuáles no se ha conseguido ‘gasificar’ a esta zona del país, que podría asistir en el consumo de gas y permitiría dejar de desperdiciar el volumen disponible en el ducto marino Texas-Tuxpan.

“Lo que El Marino iba a traer es la oportunidad de que el sureste, donde hay un pool de empresas importante en diferentes ramos como la petroquímica, pudiera tener gas. Trae una conexión en Monte Grande que iba a permitir inyectar 500 millones de pies cúbicos diarios, que podrían haber sido tomados por el mercado y permitir que se quedaran en el sur. Esto no está ocurriendo”, explicó Rosanety Barrios, analista del sector energético.

Hasta este momento, nadie ha hecho una propuesta concreta a las industrias que están localizadas en esta región para poder aprovechar el gas de El Marino.

“Lo que le ha faltado al sur es un alineamiento de incentivos, porque Pemex ha pasado muchos años diciendo que tendrá más gas y no tiene, y las necesidades aumentan y aumentan mientras la disponibilidad no lo hace, sobre todo debido a que la calidad disponible es cada vez peor”, explicó David Rosales, exdirector general de gas natural de la Secretaría de Energía.

El experto señaló que esta baja calidad del gas producido por Pemex es uno de los grandes obstáculos para que las dos empresas productivas del Estado lleguen a un acuerdo sobre los términos mediante los cuales sería posible realizar swaps de gas.

Hasta el momento, ambas empresas han tenido posturas encontradas en las negociaciones, debido a que CFE no está satisfecho con la calidad del gas que Pemex entregaría en el sur, mientras que Pemex no está convencido con el precio que CFE quiere pagar, sobre todo porque se trata de un área con poca disponibilidad de gas.

Rosales advirtió que Pemex tiene otros usos para el gas, y preferiría tener más volumen para uso propio. “(Quisiera) retenerlo, ni siquiera dárselo a la industria, sino para recuperación mejorada. Hay campos o pozos a los que podrías inyectar el gas para que sacaran más aceite, y hay petroquímica de Pemex que quisiera tener más gas para etano y etileno”, dijo.

El experto señaló que la postura de ambas empresas tiene méritos y argumentos válidos, y predijo que las negociaciones seguramente terminarán con una igualdad de precios en cuanto pueda fluir el gas.

Otro de los pendientes para poder aprovechar el gas de El Marino es la reconfiguración de las estaciones de compresión, principalmente Cempoala.

Esto requeriría también que el sistema estuviera en condiciones de tolerar el cambio de flujo y aguantar la nueva presión. “Aparentemente el sistema sólo necesitaba Cempoala, pero esto parece no ser suficiente, y las pruebas de ‘maximum allowed operating pressure’ no han terminado de ser satisfactorias”, destacó Rosales.

Finalmente, existen todavía carencias de infraestructura en la misma zona que tendrían que corregirse si se pretende industrializar.

“El tamaño de la carencia necesita un análisis regional que no se ha hecho a fondo. Se requiere que el Cenagas y los participantes interesados en el mercado estudien la demanda regional y los flujos para establecer los déficits a corto y mediano plazo”, explicó Rosales.

“En términos industriales, El Marino es la solución al sur, pero yo no veo que esto se haya formalizado ya con ninguna empresa”, advirtió Barrios.