La desigualdad económica no solo se da entre segmentos de la sociedad, también existe entre las empresas y ha crecido constantemente durante las últimas dos décadas, según un estudio de McKinsey.

Para analizar el fenómeno ‘superestrella’, es decir, la creciente concentración de éxito económico, la consultora estudió 5,750 empresas públicas y privadas con ingresos superiores a los 1,000 millones de dólares que representan 65% de los ingresos corporativos mundiales antes de impuestos entre 1994 y 2016.

“Nuestra métrica para las compañías superestrellas es la ganancia económica, una medida del capital invertido de una compañía multiplicad por el retorno por encima del costo de capital ponderado. Nos enfocamos en ganancia económica porque refleja el valor económico creado por las actividades operativas e inversiones de una empresa”, detalla McKinsey.

Según los resultados del estudio, la ganancia económica se distribuye en una curva, con el 10% superior de las compañías concentran 80% de la ganancia económica -por lo que se clasifican como superestrellas- y 60% de las empresas registran un promedio cercano a cero.

Mientras que en el extremo inferior, 10% de las empresas destruyen prácticamente el mismo valor económico que crean las superestrellas.

Pese a lo que podría pensarse, no solo son las tecnológicas estadounidenses que conforman las FAANG, son empresas de todos los sectores, incluidos marcas de consumo, bancos y manufactureras en países occidentales como Estados Unidos y asiáticos como China.

Los cambios en el tiempo

La distribución de la ganancia económica se ha sesgado con el paso de los años, detalla McKinsey.

Ajustando por la inflación, las compañías superestrellas actuales tienen 1.6 veces más ganancia económica en promedio que las compañías que dominaban el mercado hace 20 años.

“Una característica distintiva de estas compañías se debe a la inversión en activos intangibles como software, datos, marcas y contratos con clientes y asociaciones de cadenas de suministro y de capacitación”, señala McKensey en su informe.

La inversión en investigación y desarrollo que hacen las ‘superestrellas’ triplica la que realizan las demás e incluso es 10 veces mayor a las empresas del otro extremo.

En el otro extremo, las compañías que destruyen valor siguen sobreviviendo y atrayendo capital y un número cada vez mayor se convierte en compañías zombi: no pueden generar el flujo de efectivo suficiente para pagar los intereses de su deuda.

Fusiones, su impulso

Una buena parte del crecimiento de las compañías en la cima es debido a planes de fusión y adquisición de otras marcas lo que significa poseer propiedad intelectual, software y valor de marca con otras empresas.

Al generar mejores resultados, estas compañías son más atractivas para atraer e invertir capital a un ritmo más acelerado que las demás y les permite expandirse a otros mercados.

A pesar que las empresas con menores ganancias han logrado fusionarse o adquirir a otras empresas, muchas veces fallan en su ejecución, por lo que deben ser más sistemáticos y programáticos estos planes.