Boeing busca frenar la crisis por la que atraviesa con la llegada de su nuevo CEO: Dave Calhoun, el exejecutivo de General Electric que tomó el control del fabricante de aviones este lunes, después de la remoción a fines de diciembre de Dennis Muilenburg, cuya gestión de crisis se consideró catastrófica.

Entre los pendientes más importantes de Calhoun está la reanudación de operaciones de sus aviones 737 MAX, suspendidas tras dos accidentes aéreos que dejaron 346 personas fallecidas, pero no es el único. 

¿Cuándo volverá a volar el MAX?

La hipótesis más optimista es fines de febrero o principios de marzo, pero ciertos expertos, como Richard Aboulafia, del grupo Teal, dicen que entre fines de abril y principios de mayo.

Sin embargo, United Airlines eliminó el MAX de su programa de vuelos hasta junio de este año.

Para que sus 737 MAX pueda operar nuevamente, Boeing deberá resolver los cuestionamientos de la Agencia Federal de Aviación estadounidense (FAA) la cual encontró un problema en el microprocesador de administración de sistemas de vuelo y, más recientemente, una falla en el cableado eléctrico.

Además empezó a capacitar a sus pilotos en un simulador y no en una computadora y aunque es una opción más larga y costosa, es bien vista por los reguladores europeos y canadienses.

Reactivar ventas y producción

Boeing suspendió las entregas de su modelo días después de la prohibición en distintos países y canceló la producción del mismo apenas inició el 2020.

 Entre mediados de marzo y finales de diciembre de 2019 produjo 400 unidades, lo que eleva el total de aviones fabricados a 787, de los cuales, 387 estaban en servicio antes de la inmovilización de los aparatos.

¿Y los empleados?

Por el momento, Boeing descartó despidos y medidas de paros técnicos, soluciones que probablemente provocarían una protesta política en este año electoral en Estados Unidos.

Como medida, la firma asignó a miles de trabajadores a otros programas (767, 787 y 777 / 777X) y ha prometido buscar tareas para los empleados restantes.

El impacto a proveedores

 Los fabricantes de motores como General Electric y Safran, a través de su empresa conjunta CFM, están relativamente a salvo porque también fabrican motores para Airbus, que aumentará la producción del A320 en Estados Unidos.

Sin embargo, el grupo Spirit AeroSystems, que suministra los fuselajes y otras partes del MAX, está pagando un alto precio: tan solo el programa 737 representa más del 50% de su facturación.

Spirit AeroSystems, por lo tanto, se vio obligada a reducir en 16% su plantilla laboral, lo que representa 2,800 empleos perdidos.

Recuperar el terreno perdido

En 2019, Airbus se convirtió en el mayor fabricante de aviones del mundo, por primera vez desde 2011 con la entrega de 863 unidades.

En cambio, las entregas de Boeing apenas habían sido de 345 unidades hasta noviembre, según los últimos datos disponibles de la compañía.

Airbus también ha dado un paso adelante en el segmento de “mercado medio” al lanzar el A321XLR, que ofrece a las aerolíneas la posibilidad de abrir nuevas rutas de largo recorrido entre ciudades secundarias con un modelo más económico.

Los primeros pedidos ya comenzaron a llegar, particularmente de parte de United Airlines, que ordenó alrededor de 50 durante diciembre.

Con información de AFP