La semana pasada, Shell se convirtió en la más reciente empresa petrolera en revelar al público sus metas climáticas a largo plazo. La empresa holandesa se comprometió a ser una operación cero emisiones para 2050, igualando las promesas de otras petroleras europeas, y resaltando la falta de acción en el continente americano.

“Se trata de un gran momento para tomar este tipo de acciones y las empresas europeas lo vieron venir debido a la presión pública y a la potencial baja en el precio del crudo, incluso antes de lo que ocurrió las últimas semanas. El problema en Estados Unidos es que se sienten un poco blindados por el apoyo de la administración de Trump, pero los cambios vendrán eventualmente, porque estas estrategias tendrán impactos que van más allá de una administración”, dijo un consultor ambiental que ha trabajado con empresas internacionales y que prefirió mantenerse anónimo.

El experto también resaltó que la comunidad internacional tiene ciertas dudas sobre la viabilidad de las metas y los recursos que las empresas destinarán a ellas, pues recordó que se trata de firmas que han sido atrapadas intentando ocultar estudios científicos sobre emisiones o haciendo lobbying para eliminar posibles leyes ambientales en Estados Unidos y otras partes del mundo.

Las medidas de Shell incluyen cambiar la composición de su portafolio para dar más énfasis a renovables, hidrógeno y biocombustibles, así como expandir el uso de captura de carbono artificial y natural. Con esto, la compañía planea reducir su huella de carbono en un 30% para 2035 y en un 65% para 2050.

Shell no planea reducir sus emisiones de alcance 3, es decir, aquellas provocadas por el uso de los hidrocarburos producidos. De acuerdo con observadores externos, estas emisiones podrían representar alrededor del 85% de las emisiones atribuibles a la compañía.

Las metas de Shell están a la par de las expuestas por empresas como Equinor y BP, pero no se acercan a las de los líderes en el ramo. Eni y Repsol, compañías que manejan volúmenes de producción mucho más bajos que los de sus competidores, se han comprometido a contrarrestar también sus emisiones de alcance 3.

La baja demanda de crudo y combustibles en los pasados meses y la incertidumbre hacia el resto del año provocará también un valle temporal en las emisiones de la mayoría de los jugadores del mercado, pues incluso las pequeñas empresas que no han anunciado planes ambientales sí han hecho públicas sus intenciones de recortar las inversiones planeadas para este y el próximo trimestre.

Mientras las cuatro grandes petroleras han anunciado recortes de entre 20 y 30% a su inversión original para el primer semestre del año, un estudio de Axios reveló que las empresas de shale estarían recortando un promedio de 40%, con picos de hasta 55%.

“Ahí es donde está el área de oportunidad. Mucho se ha hablado de si la sociedad regresará ‘a la normalidad’ tal y como la conocemos. Lo más probable es que no, pero las empresas de hidrocarburos se empeñan a regresar a su propia normalidad, y puede ser que cuando eso pase se den cuenta que el mercado ya no tiene el mismo espacio para ellos”, dijo el consultor.