Aeroméxico arrancará el 2020 con una docena de aviones menos que los que contemplaba. 

Y todo se lo debe a los problemas de seguridad de los Boeing 737 Max 8, que fueron sacados de circulación a principios del año pasado tras dos accidentes en los que murieron 346 personas.

La firma dirigida por Andrés Conesa mantuvo en tierra seis aeronaves de dicho modelo desde marzo de 2019, tras haberlos operado durante más de un año y 14,000 horas de vuelo.

A esas ausencias se le suman otros seis aviones idénticos que la empresa planeaba recibir a finales de septiembre, de acuerdo con el reporte financiero del tercer trimestre.

La flota activa de Aeroméxico al cierre de 2019 consta de 121 aviones, contra los 133 que tenía contemplados para sus operaciones nacionales e internacionales. Y su capacidad en asientos-kilómetro disponibles retrocedió 3.3 % con respecto al cierre de 2018.

Hasta el momento, se desconoce la afectación financiera total para la firma mexicana por las fallas en los Boeing 737 Max 8, pero hasta el primer trimestre del año, el daño ascendía a 200 millones de pesos (mdp).

La compañía reportó ingresos totales de 51,542 mdp en los primeros nueve meses de 2019, lo que representa una reducción de 0.5 % en comparación con lo registrado en el mismo período de 2018.

“Aeroméxico continúa analizando el impacto financiero que ha generado la situación de las aeronaves 737 MAX en tierra y los retrasos en la entrega de las aeronaves adicionales de dicho modelo”, escribió la firma en el reporte del tercer trimestre del año.

La compañía aún no sabe si tomará acciones legales contra Boeing, de acuerdo con una vocera.

La turbulencia de Boeing

En octubre de 2018 se registró el accidente de un vuelo operado por la aerolínea de bajo costo Lion Air, cuando sobrevolaba el mar de Java. Solo duró 13 minutos en el aire, luego de despegar en Yakarta, capital de Indonesia.

El accidente dejó un saldo de 189 personas muertas, pero uno de los detalles que más llamó la atención de los investigadores fue que el Boeing 737 Max 8 estaba prácticamente nuevo. Llevaba apenas dos meses en funcionamiento.

El 10 de marzo de 2019, un vuelo de Ethiopian Airlines se desplomó mientras viajaba con destino a Kenia.

La segunda caída de un 737 Max 8 en cinco meses ocasionó la muerte de 157 personas, por lo que las aerolíneas de todo el mundo empezaron a sacar de circulación todas las aeronaves de este modelo.

Un año después del primer accidente, Boeing dijo que rediseñó los “sensores de ángulo de ataque” señalados como responsables de ambas caídas.

 

Sin embargo, la crisis de los 737 causó el despido del exdirector ejecutivo de la firma, Dennis Muilenburg, quien el lunes anunció su dimisión al cargo al que llegó en 2015.

Su lugar será ocupado por David Calhoun a partir del 13 de enero de 2020 por un “un cambio en el liderazgo para restaurar la confianza en la compañía a medida que avanza para reparar las relaciones con los reguladores, los clientes y todos los demás interesados”.