Control volumétrico: así funciona el sistema del SAT que busca cerrar la llave al huachicol

Control volumétrico: así funciona el sistema del SAT que busca cerrar la llave al huachicol

El control volumétrico es una herramienta implementada por el SAT. Aunque hasta el momento había carecido de la verificación adecuada, las leyes secundarias instauradas por el gobierno federal obligarán a su cumplimiento.

El contrabando de hidrocarburos representa uno de los principales desafíos fiscales y logísticos para el Estado mexicano. Solo en 2024 se estima que el “huachicol fiscal” representó alrededor del 30 % de todos los combustibles vendidos por las estaciones de servicio en el país, una pérdida total de aproximadamente 18,800 millones de litros.

Aunque se han implementado distintas estrategias para combatir el huachicol, una de las herramientas más relevantes y menos conocidas es el control volumétrico. Este sistema, impulsado por el Servicio de Administración Tributaria (SAT) a través de la Resolución Miscelánea Fiscal, busca generar trazabilidad y transparencia en toda la cadena de valor del combustible, desde el pozo hasta el consumidor final.

¿Qué es el control volumétrico?

El especialista Sergio Reynoso, representante de CANACINTRA ante el Comité Consultivo Nacional de Normalización de Hidrocarburos, Petróleo y Petroquímicos (CCNNHPP), explica en entrevista que el control volumétrico es una obligación fiscal formalizada por el SAT a partir de 2022.

Dicho sistema aplica a todos los contribuyentes que participan en actividades como la extracción, refinación, transporte, almacenamiento, distribución, comercialización y expendio de hidrocarburos.

El sistema debe registrar la entrada, salida y existencias de estos productos, vinculando estos registros a facturas o pedimentos correspondientes. La idea central es comparar lo que se compra con lo que se vende, asegurando que exista coherencia entre los volúmenes facturados en cada punto de la cadena

Cuando vendes emites una factura, tienes un proveedor y un comprador. Lo que hace el SAT con el control volumétrico es una doble verificación de que estás comprando el hidrocarburo legalmente o si lo estás importando que venga bien el arancel

explica Reynoso.

¿Hay control del SAT?

El SAT solo permite una variación máxima del 3 % de combustible, atribuible a un fenómeno de evaporación, principalmente en temporada de calor. Cualquier diferencia superior puede ser considerada una irregularidad.

Sin embargo, Reynoso señala que pese a la obligatoriedad fiscal de esta práctica, realmente no ha habido quien la verifique: “Estrictamente hablando no había una inspección, en el papel era obligatorio pero no había quién saliera a verificar que lo tuvieras, ahora hubo una modificación en el SAT donde ya se le dan atribuciones a sus funcionarios de revisión y supervisión”, destaca.

De 1,000 pipas que circulan solo alrededor de 300 o 400 tienen implementado este sistema; aunque ahora las leyes secundarias impulsan el cumplimiento: “En la ley de hidrocarburos ya viene mencionado el control volumétrico”.

Cabe destacar que, esta medida aplica para empresas que realizan operaciones con hidrocarburos y petrolíferos, incluyendo gasolinas, diésel, gas natural, gas licuado de petróleo, y sus mezclas.

No obstante, ni el SAT ni otras autoridades han hecho públicos datos actualizados sobre el número de contribuyentes que ya cumplen con la obligación, ni sobre las sanciones impuestas a quienes no lo han implementado. Esto, sumado a la limitada capacidad de inspección, deja espacios que pueden seguir siendo aprovechados por quienes operan fuera del marco legal.

Una fiscalización más inteligente para prevenir el huachicol

En la práctica, el control volumétrico se basa en equipos de medición instalados en vehículos cisterna, estaciones de servicio y centros de almacenamiento conseguidos a través de vendors. Estos dispositivos registran en tiempo real los volúmenes que se cargan y descargan, generando reportes que se envían al SAT.

El sistema permite, por ejemplo, detectar si una pipa transporta menos combustible del que originalmente debía entregar, o si una estación de servicio recibe volúmenes que no coinciden con sus facturas, lo que ayuda no solo a detectar operaciones irregulares, sino también a proteger a los propios contribuyentes, al tener herramientas para demostrar la legalidad de sus operaciones.

El control volumétrico también permite hacer corte cada medianoche y generar reportes que pueden ser auditados por Unidades de Inspección avaladas por organismos como la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA), Sociedad Internacional de Acreditación (SIAC) o Mexicana de Acreditación (MAAC). Actualmente, se estima que existen menos de 70 unidades de este tipo en el país, aunque el número de contribuyentes obligados es mucho mayor. 

Otro punto que ha generado confusión en el pasado es la inclusión del autoconsumo. Empresas con flotillas de vehículos que compran hidrocarburos directamente para consumo interno también están sujetas al cumplimiento del control volumétrico, aunque ahora se les ha eximido de tener un permiso de compraventa. Aun así, deben demostrar que el combustible que utilizan fue adquirido legalmente y que su uso está documentado.

Freno al huachicol y protección al contribuyente

Sergio Reynoso advierte que: “El huachicol es una cantidad de hidrocarburo que ni siquiera se llega a contabilizar porque lo sacaron directamente del ducto (…)  primero debe cerrarse la llave desde Pemex y hacer una investigación formal para acabar con el tema”. Añade que ante este panorama es difícil medir las pérdidas exactas, pues “es como si ese hidrocarburo nunca hubiera existido”.

Sin embargo, pese a las limitantes, se sabe que buena parte del combustible ilegal se vende en estaciones de servicio del interior del país, donde el control es menos estricto. También existen reportes crecientes de robo de hidrocarburos durante el transporte, a través de asaltos a pipas y desvíos durante el traslado. 

Frente a este escenario, el control volumétrico se vuelve no solo una herramienta de fiscalización, sino también una medida de seguridad. De hecho, algunas pipas ya cuentan con sistemas que bloquean el acceso a los tanques fuera de ruta o en horarios no permitidos.

Inspección a gasolineras 

En días recientes, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) realizaron un operativo conjunto de verificación en seis estaciones de servicio ubicadas en la Ciudad de México.

Como resultado, se impuso la clausura temporal total a cuatro gasolineras y se inmovilizaron 71 instrumentos de medición. En algunos casos, se detectaron discrepancias entre los registros electrónicos y los volúmenes reales despachados. De acuerdo con las autoridades, estas estaciones estaban entregando entre 1.2 y 1.8 litros menos por cada 20 litros vendidos.

Una fuente del sector que solicitó el anonimato señaló que este tipo de inspecciones no son nuevas, y muchas estaciones de servicio logran anticiparse a los operativos

El tema del contrabando está tan fuerte que, cuando fueron las verificaciones en Puebla hace unos meses, las estaciones con operaciones irregulares desmontaron todo (…) pasaba Profeco y veían abandonada la estación, pero dos días antes estaba vendiendo, y dos días después ya estaban vendiendo otra vez

reveló.

Este tipo de acciones refleja no solo una estrategia deliberada para evadir la supervisión, sino también una capacidad financiera, operativa y logística significativa. “Eso implica que hay mucho recurso detrás”, añadió la fuente. Aunque su experiencia directa corresponde a lo ocurrido en Puebla, no descarta que esta práctica pueda estar ocurriendo en otras entidades del país.

De este modo, el control volumétrico representa una oportunidad clave para fortalecer la transparencia y combatir el huachicol en México, aunque aún no genera los resultados deseados.

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