El reporte al tercer trimestre de Pemex reveló que la empresa mexicana está produciendo más combustóleo que gasolina por primera vez en su historia.
El combustóleo es un problema para la empresa productiva del estado por múltiples limitaciones para comercializarlo en el mundo, lo que ha creado una relación simbiótica entre la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la petrolera, que podría afectar los precios de la luz y la salud de los mexicanos en el mediano plazo.
“El problema es que el combustóleo es un subproducto que está perdiendo no sólo valor, sino mercado. La relación (entre Pemex y CFE) se irá haciendo más codependiente porque una vende el insumo y la otra lo utiliza como combustible para sus plantas”, explicó Érick Sánchez Salas, business developer de IHS Markit.
El tema es que las plantas de CFE no son suficientes para absorber la producción que se tiene actualmente en las refinerías.
René Narváez, experto en el mercado eléctrico, destacó que CFE es el cliente “idóneo” porque la administración puede hacer que la empresa absorba el volumen que sea necesario y “lo queme por decreto”. Además, su precio ha ido bajando de tal forma que lo convierte en un combustible relativamente competitivo para la generación de energía.
Narváez recordó que CFE ha declarado en el pasado que estaba explorando formas de quemar combustóleo que resultaran más amigables con el medio ambiente, algo que requeriría “hacer el trabajo que no está haciendo Pemex” en cuanto a reducción de azufre, lo que no se ha reflejado en los proyectos de la empresa y que aparentemente podría haber provocado conflictos al interior de la misma.
Los proyectos que podrían aumentar el consumo de combustóleo de CFE en un futuro están pensados para las penínsulas, que requieren de una mayor generación eléctrica para evitar los apagones de los que han sido víctimas en años pasados.
“En esa región los precios de la energía son mucho más altos que en el resto del sistema, lo que ayuda a adoptar más plantas de este tipo”, señaló Narváez.
Las políticas de CFE y Pemex no dejan razones para pensar que CFE pueda buscar alternativas de generación limpia, como ha dicho la compañía, o que la petrolera pueda reducir sus volúmenes de combustóleo.
“La producción de combustóleo continuará a menos que Pemex reduzca su volumen de procesamiento”, advirtió Sánchez Salas. “Existen alternativas como un ajuste de dieta en las refinerías o la inversión en reconfiguraciones para poder utilizar el crudo maya y sacar el mayor volumen de subproductos posible”.
El experto señaló que la dieta de las distintas instalaciones podría ajustarse mediante un blend, es decir, la mezcla de distintas proporciones de crudo ligero y pesado buscando el mejor aprovechamiento.
El problema con esta alternativa es que se desperdiciaría parte del crudo que produce Pemex. “Las refinerías no fueron hechas para procesar crudo pesado, entonces podría terminar siendo un tema de sustitución de crudo por importaciones”, explicó.
Una de las razones por las que Pemex no puede exportar su combustóleo es que no cumple con la norma internacional marítima de contenido de azufre, la cual entró en vigor este año.
Las instalaciones de Pemex podrían modificarse para producir combustóleo de mayor calidad, e incluso está contemplado en los proyectos de las dos coquizadoras para Tula y Cadereyta, aunque el cambio no ocurrirá durante este sexenio, periodo en el cual se busca aumentar los volúmenes de refinación.
Para Sánchez Salas, el principal problema es que la administración no parece dispuesta a disminuir los volúmenes de refinación a pesar de que este tipo de instalaciones no deben tener metas volumétricas.
“Es un problema derivado del ineficiente establecimiento de metas. El volumen de procesamiento debe ser establecido donde mejor rendimiento encuentre”.
Actualmente, no es claro el volumen de combustóleo que CFE consume, ni las condiciones con las que la empresa de energía está adquiriendo el hidrocarburo de Pemex.