Científicos de la Universidad de Oxford anunciaron esta semana que fueron capaces de convertir dióxido de carbono (CO2) en combustible para aviones. La técnica, que es similar a un proceso inverso a la quema de combustible, podría ser uno de los avances más importantes en la historia y permitiría a la industria de la aviación acercarse a sus metas de emisiones de carbono.

“Lo que aquí reportamos es un protocolo sintético para la conversión de dióxido de carbono a combustible para jets, mediante el uso de catalizadores baratos, basados en hierro(…) Debido a que este carbono es extraído del aire y re-emitido al consumirse durante el viaje, el resultado final es un combustible carbono neutral”, explicaron los científicos en su reporte.

Los científicos revelaron también que el proceso se basa en el uso de ácido cítrico, hidrógeno, y potasio-manganeso de hierro. El laboratorio solo fue capaz de producir algunos gramos de combustible, y el estudio explicó que el despliegue de esta tecnología requerirá de una mayor infraestructura de captura de carbono, la cual deberá funcionar con energía renovable si es que se quiere conseguir un verdadero equilibrio de carbono.

A principios de este año, las empresas petroleras más importantes del mundo revelaron planes para conseguir la neutralidad de carbono en sus operaciones. Los planes fueron criticados por analistas debido a que no contemplan las emisiones producidas por los hidrocarburos que comercializan. Sin embargo, la intención de las petroleras fue replicada por otras industrias, con la aeronáutica como una de las primeras en seguir el ejemplo.

En febrero de 2020, Delta anunció su intención de convertirse en la primera aerolínea con emisiones neutras de carbono para 2030. El plan, que arrancó en marzo, se basa en medidas de mitigación de emisiones que incluyen esfuerzos de captura de carbono, como la siembra de árboles y flora marina, así como una reducción en el consumo de combustible y un aumento a la eficiencia de sus aeronaves.

El plan menciona la posibilidad de utilizar combustibles sustentables pero, debido a que la tecnología aún se percibía lejana hace 12 meses, la compañía no ahondó en los detalles de lo que esta meta conllevaría. La compañía también descartó el uso de aeronaves eléctricas en un futuro cercano, y su CEO, Ed Bastian, dijo a CNBC que “ni siquiera imaginaba” un futuro en el que Delta pudiera eliminar el uso de combustible.

El avance conseguido por los científicos de Oxford representa el primer paso real para que Delta, y otras aerolíneas, reduzcan drásticamente las emisiones producto de sus operaciones más contaminantes, sobre todo si los costos de poner este programa en marcha son tan contenidos como los científicos han insinuado.

En 2018, 98% de las emisiones de Delta fueron producidas por sus aeronaves, lo que representó alrededor de 39.4 toneladas de emisiones contaminantes. Los viajes aéreos representan alrededor del 2% de las emisiones mundiales.

El estudio de Oxford ya cuenta con algunos socios dentro de la industria de la aviación, aunque la lista de empresas interesadas no se ha hecho pública.