El avance del virus COVID-19 trastoca a todos los sectores, pero uno de los más vulnerables es el restaurantero.

Este ramo emplea a 2.1 millones de personas a nivel nacional y de acuerdo a cálculos de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), es el sustento a siete millones de mexicanos que comen de esta industria.

La gravedad del asunto es que no tenemos una fecha para que se normalice la situación en el país. Lo más importante es la necesidad de cuidar a los 2.1 millones de mexicanos que trabajan en la industria y recordar que ese número tiene familia por lo que la cifra de afectados se eleva a siete millones

dijo Francisco Fernández, presidente nacional de la Canirac, en entrevista con EL CEO.

Hasta el 23 de marzo, la Cámara tenía registro de 500 restaurantes en la Ciudad de México que bajaron sus cortinas por la baja afluencia de comensales y 2,000 a nivel nacional.

El cierre de estos comercios es apenas una fracción del total que hay en México, pues, según datos del Inegi, hay más de medio millón de unidades económicas dedicadas al servicio de preparación de alimentos y bebidas.

“En esta ocasión los restaurantes cerramos antes de que nos lo piedra la autoridad. Fue una medida de prevención, pero también de negocio, porque no tenía sentido seguir abierto cuando no venían personas; salía más barato cerrar que mantener abierto el local”, comentó Fernández.

Añadió que la situación actual es más apremiante que la vivida en 2009, con la influenza A H1N1. En esta ocasión, los mexicanos dejaron de consumir en los establecimientos desde antes que el gobierno tomara medidas de contención de la pandemia.

Despidos a meseros, cocineros y ayudantes de cocina

Ante el panorama que se avecina en el sector, algunas empresas tomaron medidas para mitigar los efectos económicas que generará el coronavirus.

La semana pasada, Alsea, la controladora de restaurantes como El Portón, Chili’s, Burger King o Starbucks, anunció un programa para colaboradores dispuestos a tomarse una ausencia de 30 días sin goce de sueldo. También incluye la reducción en las horas de trabajo, el número de empleados dependiendo de la demanda en los restaurantes y un ajuste en el número de puestos corporativos.

Los principales jugadores del sector ya están tomando medidas para amortiguar el impacto mediante la reducción de personaL, con recortes de plantillas o no contratación de empleados en una industria que comúnmente muestra niveles de rotación superiores al 60%, ausencias sin goce de sueldo, reducción de horas de trabajo

de acuerdo a un reporte de HR Ratings.

No se conoce el número de trabajadores que hasta el momento han perdido su empleo en el sector restaurantero.

Comida para llevar y delivery no será suficiente

El gobierno del Estado de México reforzó sus medidas para mitigar la propagación del COVID-19. Entre ellas está el formato de comida para llevar y a domicilio que aplican los restaurantes desde el 23 de marzo.

Estas medidas son replicadas por otros estados del país, pero sus ganancias no compensarán las pérdidas generadas.

“(El impacto del coronavirus) pudiera ser amortiguado parcialmente por el servicio de entrega a domicilio, sin embargo, se estima que este estará limitado a la capacidad de entrega de cada empresa, complementado por los servicios profesionales de entrega. Con ello, consideramos que esta medida no será suficiente para compensar la caída en el volumen de ventas en los establecimientos”, señala un reporte de HR Ratings.

El estudio añade que el daño a la industria será paulatino en la medida que la población reduzca las salidas de casa y a las medidas gubernamentales.

“No obstante, un cierre prolongado de establecimientos pudiera presionar los resultados operativos de las empresas del sector, dados los altos costos fijos que tienen y la dependencia de insumos indexados a precios internacionales”.