El Ministerio de Industria de China dijo este lunes que podría relajar temporalmente las cuotas destinadas a impulsar la producción de coches eléctricos, en un intento por ayudar a los fabricantes de automóviles del mayor mercado del mundo a reactivar unas ventas gravemente dañadas por la pandemia del coronavirus.
China tiene algunas de las normas más estrictas del mundo respecto a la producción de vehículos a combustión, mientras intenta disminuir los niveles de contaminación que sufren sus superpobladas ciudades.
Los fabricantes de automóviles de China están obligados a fabricar vehículos de nueva energía (NEV, por sus siglas en inglés), entre los que se incluyen vehículos totalmente eléctricos, híbridos y de pilas de combustible de hidrógeno, para ganar “puntos” que compensen una parte de los puntos negativos en los que incurren cuando producen vehículos con motor de combustión interna.
En función de la situación actual, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información dijo que podría ajustar temporalmente las cuotas y permitir a los fabricantes de automóviles utilizar los puntos verdes que generen el próximo año para compensar sus puntos negativos de este año.
Los coches eléctricos en el resto del mundo
Angela Merkel pretende instalar un millón de puntos de recarga en la próxima década para alentar las compras de vehículos eléctricos. Sin embargo, para alcanzar los objetivos de emisiones de todo el bloque, es posible que la Unión Europea necesite hasta seis veces dicho volumen. En un momento en que la pandemia de COVID-19 causa estragos en los presupuestos de los Estados con finanzas menos sólidas, llegar a esas cifras no será fácil.
La reforma más llamativa de Merkel ha sido la concesión de subvenciones de hasta 6,000 euros a los consumidores que compren coches eléctricos. Pero más importante es el plan para aumentar el número de terminales de recarga de vehículos a 1 millón, frente a las 27,730 actuales. Los analistas consideran que la relativa falta de infraestructuras de recarga es la principal barrera para que los consumidores abandonen los combustibles fósiles.
Asimismo, en mayo pasado, el presidente Emmanuel Macron declaró que su objetivo es convertir a Francia en el principal productor de vehículos limpios de Europa, haciendo que los fabricantes de automóviles repatrien la producción del extranjero y desarrollen nuevos modelos en suelo francés.
Para alcanzar ese objetivo, Macron dijo que Francia aumentaría la bonificación estatal para los consumidores que compren coches eléctricos de 6,000 euros a 7,000 euros (7,690 dólares).