Esta semana es una que Boeing seguramente querrá olvidar: además de suspender la producción de su avión 737 MAX, el más vendido de la historia, su cápsula espacial no tuvo el éxito deseado.
Este viernes, la compañía fracasó en el intento de enviar su cápsula Starliner hasta la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) sin astronauta a bordo.
La misión de Boeing se consideraba como una prueba crucial antes de enviar tripulaciones de la NASA a partir de 2020.
El despegue transcurrió con normalidad y 15 minutos después del lanzamiento, la cápsula se separó del cohete Atlas V en el que iba montada.
Pero los motores de la cápsula no se encendieron y esta no pudo situarse en la trayectoria correcta para dirigirse hacia la ISS, que vuela en órbita terrestre a unos 400 kilómetros de altitud.
Cuando las salas de control de Boeing y de la NASA intentaron corregir ese problema manualmente, Starliner no pudo recibir la señal porque se encontraba entre dos satélites de comunicación.
El fallo provocó que Starliner consumiera demasiado carburante para intentar corregir su posición automáticamente, por lo que quedó imposibilitada de cumplir su misión.
¿Qué hizo la NASA?
La agencia estadounidense decidió traer de vuelta la nave a la Tierra. Starliner aterrizará en Nuevo México en las próximas 48 horas, indicó un dirigente de Boeing durante una rueda de prensa.
Esta prueba del CST-100 Starliner, nombre oficial de la nave construida por Boeing, era determinante para la alicaída reputación del gigante aeroespacial, empañada por los problemas de su avión 737 MAX, pero también para el orgullo nacional estadounidense.
Desde que retiró el Space Shuttle, tras 30 años de servicio, el transporte de astronautas de EU a la ISS lo realizan los cohetes rusos Soyuz, una dependencia de la que Washington quiere librarse, aunque la cooperación espacial entre los dos países se ha mantenido en buenos términos a lo largo de los años.
Space X ya lo logró
La cápsula de la firma de Elon Musk, Space X, ya superó la etapa que Boeing intentaba alcanzar con esta misión.
En marzo de este año, la cápsula bautizada como Crew Dragon despegó con un maniquí a bordo, se instaló en la ISS y volvió a la Tierra sin inconvenientes.
Bajo la presidencia de Barack Obama, tanto Boeing como Space X obtuvieron contratos para que desarrollaran cápsulas espaciales fabricadas en Estados Unidos.
Las cápsulas de ambas empresas no son las mismas que se utilizarán en el programa Artemis, que tiene previsto posar hombres y mujeres en la superficie lunar en 2024.
En esa misión, el fundador de Amazon, Jeff Bezos, se unió a otras firmas del sector para construir un sistema de aterrizaje en la Luna.
Con información de AFP