El Boeing 737 MAX comenzó a volar comercialmente en mayo de 2017, pero ha estado en tierra durante más de año y medio luego de dos accidentes en cinco meses.

El 29 de octubre de 2018, el vuelo 610 de Lion Air despegó de Yakarta, Indonesia, y minutos después se estrelló en el mar de Java.

Luego, el 10 de marzo de 2019, el vuelo 302 de Ethiopian Airlines desde Nairobi, Kenia, sufrió problemas similares y se estrelló en el desierto unos seis minutos después de abandonar la pista.

En total, 346 personas perdieron la vida.

Después del segundo accidente, el regulador estadounidense, la Administración Federal de Aviación (FAA), decidió dejar en tierra todos los aviones 737 MAX, de los cuales se habían entregado alrededor de 350 en ese momento, mientras investigaban las causas de los accidentes.

Ahora, 20 meses después, la FAA anunció que rescindirá esta orden y ya estableció los pasos para el regreso de la aeronave al servicio comercial. Brasil ha respondido rápidamente, pues ya aprobó el 737 MAX.

¿Qué salió mal?

Las causas de los dos accidentes se relacionan principalmente con el sistema de características de maniobra (MCAS) del 737, que se introdujo en el 737 MAX para gestionar los cambios de comportamiento creados por el avión con motores mucho más grandes que sus predecesores.

El MCAS evitó el bloqueo “empujando” la nariz del avión hacia abajo, lo que dificultaba a los pilotos mantener la altitud o subir, aunado a la falla de un sensor clave, cuando funciona con dos.

¿Se han arreglado estos componentes?

La FAA ha publicado un extenso resumen para explicar su decisión. El software MCAS se ha modificado y ahora usa ambos sensores, no uno.

Los pilotos reciben una “advertencia de desacuerdo de AoA (sensor)” que indica que podría haber una activación errónea del MCAS. Esta advertencia no era un equipo estándar en el momento de los dos accidentes; las aerolíneas tuvieron que comprarla como una opción.

Es importante destacar que los pilotos ahora recibirán capacitación sobre el funcionamiento del MCAS y la gestión de sus problemas.

¿Todo está bien?

Probablemente. Dado que los accidentes del 737 MAX pusieron a Boeing y a la FAA bajo un escrutinio tan intenso, es probable que el diseño y las actividades de seguridad se hayan llevado a cabo y se hayan verificado en la mayor medida posible.

Los más de 300 aviones ya entregados deben ser modificados, y los aproximadamente 450 construidos -pero no entregados- también deben ser actualizados y revisados ​​por la FAA.

Algunos analistas también se han referido a la ausencia de seguridad psicológica.

“La seguridad de que uno puede hablar, ofrecer ideas, señalar problemas o dar malas noticias sin temor a represalias”. Tenemos evidencia de que los problemas de ingeniería se han solucionado, pero la cultura de seguridad es más nebulosa y lenta para cambiar.

¿Se ha restablecido la confianza?

Debido a los efectos de la pandemia de COVID-19, las aerolíneas tienen un horario de vuelo reducido, por lo que es posible que no necesiten usar el 737 Max.

Ciertamente, todos los ojos estarán puestos en la primera aerolínea que devuelva el avión a los cielos. Se tiene previsto que American Airlines vuele este modelo el 29 de diciembre.

Además, algunas aerolíneas estadounidenses han dicho que avisarán a las personas sobre qué modelo de avión volarán y si los pasajeros optan por evitar el 737 MAX, eso dirá mucho sobre la confianza del público.

La FAA también dice que ha habido un “nivel sin precedentes de revisiones colaborativas e independientes por parte de las autoridades de aviación de todo el mundo”.

Pero si las autoridades internacionales solicitan más controles o retrasan la reintroducción de la aeronave en sus jurisdicciones, eso será particularmente significativo ya que refleja la opinión de los pares profesionales de la FAA.

Con suerte, los primeros años transcurrirán sin incidentes y se podrá reconstruir la confianza. Pero solo el tiempo lo dirá.