Apoyo del gobierno a Pemex, ¿una ‘bocanada de aire’ o ‘medida disfrazada’?
El gobierno de México confirmó que prepara una emisión de deuda por hasta 10,000 millones de dólares con el objetivo de fortalecer las finanzas de Pemex, decisión que ha generado opiniones divididas: mientras algunos consideran que la medida otorga un respiro a la petrolera y brinda mayor certeza a los tenedores de bonos, otros opinan que el gobierno solo está tanteando la reacción del mercado.
La estrategia, que busca brindar apoyo a la empresa sin asumir directamente su deuda —como se había especulado—, “es un mecanismo bastante creativo”, refiere Oscar Ocampo, director de Desarrollo Económico en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Esa es la solución que encuentra Hacienda. Un vehículo institucional levanta los recursos, con esos recursos compra bonos del Tesoro, que son altamente líquidos y seguros, y a partir de ello, Pemex puede obtener liquidez, todo respaldado por el gobierno mexicano
explicó en entrevista.
Para el especialista, aunque aún faltan por conocerse los detalles de la colocación, considera que la medida es relevante, y si bien no resuelve los problemas estructurales de Pemex, sí representa un alivio ante la necesidad de liquidez inmediata, especialmente frente a las amortizaciones por casi 19,000 millones de dólares por cubrir en los próximos dos años (sin contar los intereses y créditos revolventes). Además, “brinda una certeza de corto plazo a los tenedores de bonos”.
Postura de las calificadoras de riesgo
Felix Boni, director general de Análisis Económico de HR Ratings, coincide con lo anterior. “Aparentemente, sí ayuda a Pemex en términos de liquidez y capacidad, lo que facilitaría amortizar la deuda próxima con menos o incluso sin problemas”.
El especialista recuerda que las calificadoras evalúan al sector público federal en su conjunto, por lo que el impacto es limitado. “Si se tratara de una calificación específica de Pemex, el efecto sería más positivo”, señala. No obstante, dice que, en caso de que la petrolera no cumpla con sus obligaciones, sería prácticamente equivalente a que el gobierno federal tampoco lo hiciera, lo cual tendría consecuencias “muy negativas”.
Por su parte, Fitch Ratings colocó el martes las calificaciones de Pemex en observación positiva, en tanto que, S&P Global Ratings señaló que, si bien esta medida es vista como parte del plan del gobierno para apoyar a Pemex, “no cubre todos los pasivos financieros y operativos de corto plazo”.
Opiniones encontradas: un intento por tantear el mercado
Para el especialista en sector energético, Gonzalo Monroy, esta medida es solo un alivio temporal disfrazado. “Pemex ya no da para más (…) es un modelo en el que, cada dos semanas, le está pidiendo dinero a Hacienda solo para poder cubrir la nómina y sus operaciones básicas”, advierte.
Monroy destaca que, si bien aún se desconocen los detalles de la operación, “si salen con estos 10,000 mdd no va a pasar absolutamente nada, ni para los tenedores de bonos (…) El gran problema es que nada de esto se va a inversión nueva, ni pagos a proveedores”.
Cabe destacar que, la deuda financiera de Pemex —de corto y largo plazo—, asciende a cerca de 101,000 millones de dólares. Mientras que la deuda con proveedores se estima en 20,000 millones. Además, recuerda que, considerando todos los elementos, Pemex enfrenta vencimientos por 44,300 millones de dólares en los próximos tres años.
En este contexto, el especialista refiere que más bien, ésta sería una medida que permitiría al gobierno federal “tantear el mercado, medir el grado de interés y sobre todo, saber qué tasa lograrían conseguir”.
Estructura de la operación: triangulación entre actores
En las últimas semanas, el gobierno de México había anunciado una reestructuración de la deuda de Pemex. Ayer, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), se anunciaron una serie de medidas para apoyar a la petrolera en el manejo de su deuda.
Como parte de esta estrategia, se llevó a cabo la emisión de valores pre-capitalizados “P-Caps”, con vencimiento al 17 de agosto de 2030, a través de un vehículo de propósito especial establecido en Luxemburgo, denominado EFL I.
Los recursos obtenidos por este mecanismo se destinarán a la adquisición de activos elegibles, como bonos del Tesoro de los Estados Unidos y los activos serán entregados a Pemex mediante un contrato global de préstamo de valores sin garantía (GMSLA).
Así, la petrolera obtendrá liquidez en dólares mediante operaciones de recompra con Bank of America, Citibank y JPMorgan Chase.
Según la SHCP, aproximadamente el 14 % del monto emitido se amortizará en agosto de 2027, el 43.5 % en 2028, otro 14 % en 2029 y el 28.5 % en 2030.
Pemex: Una operación engañosa
No obstante, al tratarse de una operación “fuera de balance”, las obligaciones financieras no figuran en los estados contables ni de Pemex ni del gobierno federal, lo que podría dificultar una lectura clara de la situación financiera, advierte Oscar Ocampo.
Cabe recordar que esta estrategia se remonta a una reestructuración más profunda, en la cual Pemex inició un proceso de reorganización institucional para mejorar su eficiencia. La empresa redujo su estructura administrativa y redirigió recursos a áreas estratégicas, en una iniciativa avalada por su Consejo de Administración y respaldada por el gobierno federal.
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