Una de las marcas deportivas que están buscando un segundo aire de negocios en el sector deportivo es Reebok, compañía que por muchos años se convirtió en referente en la industria y que hoy planea “pelear” a los grandes gigantes, Nike y Adidas.

Esta situación ha sido señalada por sus directivos quienes han apuntado que el reto es fundamental, sobre todo en mercados en crecimiento como el de Latinoamérica, principalmente México, uno de los sectores que su antiguo dueño ha ido dejando de lado. 

Fotoarte: Andrea Velázquez

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Reebok y su adiós al grupo Adidas

Para lograr una nueva idea de como ataca mercados emergentes, Reebok tuvo que ser vendido por sus antiguos dueños alemanes, Adidas, quienes concretaron la venta de su marca estadounidense Reebok a Authentic Brands Group (ABG) por un monto de 2,332 millones de dólares (mdd) en 2022.

Este acuerdo marcó el final de la propiedad de Reebok por parte de Adidas, que había adquirido la marca en 2006 con la intención de competir eficazmente en el mercado norteamericano. 

Sin embargo, Reebok no logró alcanzar las expectativas, lo que llevó a Adidas a deshacerse de la marca, señaló la empresa en su momento.

Sin embargo, uno de los acuerdos a los que llegó Adidas fue el de seguir gestionando temporalmente el negocio operativo de Reebok en varios mercados en nombre de ABG. Esta transición permitirá a ABG integrar la marca en su cartera, que incluye otras marcas reconocidas como Forever 21, Aeropostale y Brooks Brothers. 

Tras esta decisión, Adidas mencionó que se enfocaría en impulsar su propia marca para incrementar sus ganancias por lo que la competencia está en la mesa en este sector.

Reebok va por Nike y Adidas
Fotoarte: Natalia Montiel.

El consejo del fundador

El crecimiento de Reebok fue meteórico durante la década de los ochenta y para 1989, Joe Foster, su fundador, se encargó de alejarse del día a día del negocio y asumir un rol de “embajador” de la marca que fundó, apartándose de la compañía en ese mismo año.

Foster reconoce que alejarse del negocio no fue fácil y que de no haber sido por el fallecimiento de su hija Kay en 1988, se hubiera quedado mas tiempo en la empresa. 

Más que estar listo, lo necesitaba. En las circunstancias de ese entonces, no había más que pudiera hacer por el progreso de la empresa

Para Foster este se convirtió en el momento para procesar lo vivido y la decisión la comparte como un consejo, convivir con la familia.

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