En medio de nubes de tormenta que se forman por la tercera oleada de contagios por COVID-19, el precio de las acciones de Volaris ‘vuela alto’ en Bolsa al tocar máximos históricos. Sin embargo, la aerolínea no solo deberá enfrentar un posible cierre de actividades, sino también el aumento de los precios del petróleo a nivel mundial.
Al cierre de la última jornada, los papeles de la empresa capitaneada por Enrique Beltranena se cotizaron en 44.96 pesos, apenas unos centavos por debajo de su máximo histórico de 45.12 alcanzado en su operación intradía, de acuerdo a datos de Investing.
La rápida recuperación del flujo de pasajeros que presenta la aerolínea de ultra bajo costo; sinergias importantes que se pueden alcanzar con la temporada vacacional de verano; fundamentales sólidos y la ganancia en cuota de mercado ante sus competidores, Interjet y Aeroméxico, son algunos factores para su buen desempeño.
Vemos una recuperación importante en el tráfico de pasajeros que ya se vuelve muy atractivo, incluso frente a los niveles prepandemia (2019) y con la mejora de 1.2 veces su nivel operativo
dijo Brian Rodríguez, analista en Monex.
Tan solo en junio, Volaris tuvo un incremento en su tráfico total de pasajeros de 13.6%, frente al mismo mes de 2019. De manera desagregada, los viajeros nacionales aumentaron 12.1% y los internacionales 19.7% en el mismo lapso, de acuerdo a su reporte mensual enviado a Bolsa.
Por su parte, Amin Vera, analista de BW Capital, comentó que otra razón por esta subida es que, la acción de la empresa es una de las que tiene una de las “betas” más alta en el mercado mexicano.
La beta es una medición que te dice cuánto se mueve una acción con respecto al movimiento del mercado donde cotiza. Cuando el IPC sube un punto, Volaris tiende a subir mucho más de un punto, por lo que la hace una emisora muy movida
dijo Vera.
La razón de la volatilidad de su acción responde a que buena parte de los portafolios de inversión extranjero priorizan las acciones de Volairs.
Pandemia “contagió” cifras del primer trimestre
Durante el primer trimestre de este año los ingresos de la línea aérea se redujeron 18.2% frente al mismo periodo del año anterior, pero logró reducir casi a la mitad su pérdida neta, al fijarla en una contracción de 733 millones de pesos.
La firma se muestra optimista, pues espera que para los tres meses terminados en junio opere al 110% de su capacidad, así como la incorporación de ocho aeronaves a su flota.
No obstante, el optimismo de la aerolínea se puede ver reducido por la tercera ola de contagios de COVID-19 y de volver a las medidas restrictivas de movilidad, podría significar otro golpe letal para el sector aeronáutico global.
Tercera ola de contagios, uno de tantas preocupaciones
Además de los riesgos que implica una tercera ola de contagios para el negocio de aviación de Volaris, existen otros puntos que preocupan a los analistas.
Entre estos se encuentran el nerviosismo en los mercados mundiales y nacionales, mientras algunos países asiáticos muestran un repunte en el contagio de la enfermedad.
Además, debido a la condición de beta que presenta la compañía resulta un arma de doble filo.
El problema de la beta es que tanto va para arriba como para abajo. Cuando la beta es alta con respecto al mercado sube y más rápido, pero cuando baja, también cae y más veloz
comentó Vera.
En menor medida está la subida en el precio del petróleo, que tiene incidencia directa en la turbosina que emplea la compañía como uno de sus gastos fijos más elevados.
Volaris, como otras empresas del sector, compran el combustible con coberturas a futuro, lo que asegura el precio del mismo por un plazo de hasta un año. De esta forma, la aerolínea estará protegida mientras que el precio del crudo no se mantenga alto por mucho tiempo.