Turquía, una de las economías emergentes más grandes del mundo, manda señales de alerta. El país se enfrenta a un amplio déficit de cuenta corriente y sus bancos y empresas se enfrentan a una elevada deuda en moneda extranjera.
Turquía tiene una deuda superior a 168,000 millones de dólares que vencerá en los próximos 12 meses y depende de financiamiento externo para cumplir con estas obligaciones.
Sin embargo, los extranjeros han sacado más de 8,000 millones de dólares de los mercados de bonos y acciones en moneda local este año, y las salidas se han acelerado en medio de las consecuencias de la pandemia de COVID-19, de acuerdo con datos de Bloomberg.
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Mientras tanto, las reservas del banco central han caído drásticamente y analistas sospechan que las cifras de reservas oficiales se verán infladas por los préstamos del sistema bancario local, de acuerdo con información de Investing.com.
El gobierno prohibió a los bancos turcos realizar algunas transacciones en moneda extranjera con UBS, Citibank y BNP Paribas como parte de una serie de intervenciones de las autoridades del país después de que la lira alcanzó un mínimo histórico.
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La medida del regulador bancario turco contra tres bancos internacionales importantes siguió a una caída del tipo de cambio, que llegó a cotizar hasta en 7.2690 liras por dólar.
El tipo de cambio refleja la creciente preocupación de los inversionistas por la situación económica del país y la capacidad de defender su moneda durante un periodo de turbulencia para los mercados financieros mundiales, publicó el Financial Times.
Los medios estatales de Turquía describieron la caída de la moneda como un ataque orquestado desde Londres por bancos extranjeros no identificados.
La agencia de noticias Anadolu informó que las autoridades reguladoras iniciarían procedimientos legales contra las instituciones y dijeron que podrían enfrentar “fuertes multas y prohibiciones de transacciones”. La medida se hizo eco de una amenaza de 2019 para investigar a JPMorgan por aconsejar a los clientes que reduzcan su exposición a la lira turca.
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Parece que las autoridades están pasando los límites. Es una línea muy fina entre difundir información (engañosa e incorrecta) y tener una opinión sobre la moneda, las tasas y los precios de los activos con los que el gobierno puede no estar de acuerdo
dijo a Bloomberg, Nigel Rendell, analista senior de Medley Global Advisors en Londres.
Para ayudar a frenar el declive, los bancos estatales han inundado el mercado con dólares y el regulador bancario ha restringido el acceso de los inversores extranjeros a la lira liquidez, lo que les dificulta apostar en contra de la moneda. El jueves, el regulador amplió la definición de operaciones de, lo que puede disuadir aún más a los vendedores en corto.