La reestructura de deuda de Unifin es negativa desde el punto de vista crediticio y, a su vez, refleja las difíciles condiciones de refinanciamiento para las financieras mexicanas, aseguró Moody’s en un documento de análisis.
El pasado 8 de agosto, Unifin anunció que no realizaría pagos de intereses ni de capital, y que reestructuraría su deuda, lo que supone un crédito negativo.
Unifin, la mayor institución financiera no bancaria (IFNB) de México y el segundo prestamista de pequeñas y medianas empresas (Pymes), tenía alrededor de 3,900 millones de dólares de deuda pendiente y 250 millones de dólares en efectivo al 30 de junio.
La reestructura de Unifin y el cese de los pagos de capital e intereses afectarán negativamente a las instituciones financieras más pequeñas de México, cuyos propios perfiles de liquidez y fuentes de financiamiento se ven afectados ante una mayor volatilidad mundial y la desconfianza de los inversionistas en los IFNB
señaló la agencia calificadora en un documento de análisis
El caso de Unifin supone el tercer evento de incumplimiento de las empresas financieras en México en los últimos dos años, incluyendo el incumplimiento de Crédito Real en febrero de 2022 y la quiebra en 2021 de Alpha Credit.
Este escenario evidenció la fragilidad de un segmento que, en gran medida, no está regulado, y que muestra un gobierno corporativo más débil, así como directrices y normas contables divergentes, en comparación con el segmento bancario.
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Sin impacto en estabilidad financiera
Para la calificadora de crédito, si bien el incumplimiento de Unifin no afectará la estabilidad financiera del país porque la participación de la IFNB en México suponía menos del 5% de los préstamos del sistema en junio de 2022.
No obstante, 18 bancos estaban expuestos a Unifin a través de productos de préstamos garantizados y no garantizados que ascendían a más de 1,000 millones de dólares.
Las exposiciones más grandes, en su mayoría préstamos garantizados con cuentas por cobrar de arrendamiento se concentran en los bancos nacionales, incluyendo Nacional Financiera, con alrededor de 178 millones de dólares; Citibanamex, con 120 millones de dólares; Bancomext, con 72 millones de dólares; y Banco Santander México, con 50 millones de dólares.
Situado en Panamá, el Banco Latinoamerican de Comercio Exterior (Bladex) actuó como suscriptor principal del préstamo sindicado no garantizado de 100 millones de dólares de Unifin de septiembre de 2021, que se distribuyó entre 18 bancos.
Sin embargo, la participación de Bladex es de sólo 20 millones del importe pendiente.
Por otra parte, Unifin también dijo que seguiría honrando sus valores respaldados por activos pendientes de pago por valor de 869 millones de dólares.
Plan de reestructura
El plan de reestructura de deuda corporativa de Unifin refleja la concentración de la deuda que vence este año y el próximo, así como el actual limitado acceso a los mercados de deuda.
Casi el 30% de los 3,900 millones de dólares de obligaciones de Unifin vencen en los próximos 12 meses hasta junio de 2023.
Y como la empresa busca alternativas de refinanciamiento a nivel nacional, se enfrenta a unos costos más elevados que pueden afectar negativamente a sus márgenes de intereses netos y a su rentabilidad.
Además, los valores de recuperación de las IFNB de México con préstamos en mora suelen ser bajos, y es probable que los inversionistas soporten un largo proceso de reestructura con Unifin que tenga en cuenta procesos comparables para AlphaCredit y Crédito Real.
Para una empresa de arrendamiento financiero como Unifin, la garantía de los activos subyacentes de los contratos puede ser ilíquida en caso de impago.
Derivado de una fuerte estrategia de crecimiento de los préstamos, el pasivo de Unifin comprendía 1,100 millones de dólares en deuda bancaria, 2,000 millones de dólares en pagarés senior no garantizados internacionales y 400 millones de dólares en titulizaciones a junio de 2022.
Al mismo tiempo, la liquidez total en efectivo era de sólo 52 millones de dólares.
La cartera de préstamos para pymes de Unifin aumentó un 10,4% de tasa de crecimiento anual compuesto desde finales de 2019 hasta junio de 2022, muy por encima de la mediana de todo el sistema para el segmento de las pymes que se contrajo un 0,7% en el período.
Reestructura, reto para otros
La reestructuración de Unifin pone de manifiesto los riesgos que otras IFNB enfrentan en los préstamos a las pymes, un segmento que seguirá siendo vulnerable bajo una condición económica más desafiante en México.
El gobierno no ofreció apoyo financiero a las PYME durante la pandemia y, según el Instituto Mexicano de Estadística, una de cada cinco PYME fracasó durante la crisis económica de la pandemia.
Los riesgos también han aumentado por el deterioro de los activos de la cartera de la arrendadora, lo que ha afectado a los niveles de morosidad y a la cobranza de los préstamos de Unifin.
Esto se ha reflejado en un aumento de la morosidad hasta el 4.6% en junio y desde el 4.2% del trimestre anterior, mientras que la cobranza cayó un 3% durante el trimestre.
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