El espectacular triunfo del oficialismo el pasado 2 de junio nubló la gran aceptación del gobierno y sustituyó el éxtasis por la angustia. Los mercados financieros reaccionaron –casi inmediatamente– al “segundo piso” de la “aplanadora” de Morena y aliados. El presidente Andrés Manuel López Obrador vaticinó el cierre de sexenio con una  radical reforma al Poder Judicial de la Federación (PJF). 

Preocupados, los mercados encendieron las alarmas y antecedieron un rol protagónico –como aliados u opositores– en la virtual administración de Claudia Sheinbaum; especialmente, si el gobierno decide romper con la mesura en la política que –al menos hasta el año 2023 – le permitió cosechar un crecimiento mediano y una inflación moderada. 

El nerviosismo se hizo latente después de que esta semana Claudia Sheinbaum refrendó su intención de reformar al Poder Judicial. Y aunque no fue contundente con las fechas dejó abierta la posibilidad de que sea septiembre próximo, previa a una consulta amplia con barras de abogados, ministros, magistrados y trabajadores de ese poder. 

Los mercados no tardaron en reaccionar al mensaje: el tipo de cambio profundizó las pérdidas que arrastraba desde los comicios del 2 de junio.

La concentración de poder en el Ejecutivo, una posible mayoría calificada en el Congreso de la Unión y las gubernaturas en 24 estados del país junto a un explosivo paquete de reformas políticas y económicas, ha empeorado las expectativas sobre los activos financieros, coincidieron analistas consultados por EL CEO.

Si no existe certeza jurídica –señalan– fracasaría cualquier proyecto de inversión. “Estamos a merced del partido político que salió más votado. En este sentido, claramente existe mucha incertidumbre”, advierte en entrevista Juan Jesús Garza Onofre, académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. 

Turbulencia

Las primeras semanas post-electorales de 2024 han sido las más turbulentas para los mercados financieros desde la irrupción del covid-19 cuatro años atrás. El tipo de cambio mexicano pasó de 16.96 a 18.76 pesos frente al dólar, convirtiéndose en la moneda más depreciada del mundo en tan solo una semana. 

Por otra parte, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), experimentó un inaudito tumulto con la salida de 205,000 millones de pesos, principalmente por la caída de acciones de empresas expuestas a la posible agenda de reformas: bancos, empresas reguladas y bajo concesiones. 

La sangría no se detuvo ahí, también dañó la cartera de las Afores –los principales inversionistas institucionales del país–, golpeó a grandes administradores como BlackRock o Vanguard, así como a los bancos comerciales e instituciones financieras que operan fondos de inversión. 

Ante la “aplanadora”, el oficialismo llamó a la aprobación del ‘Plan C’; un paquete de 18 iniciativas legislativas que serían aprobadas sin contrapesos, incluyendo una reforma sustancial a la Suprema Corte de Justicia (SCJN), al Instituto Nacional Electoral (INE) y la desaparición de diversos organismos autónomos.

Creo que los mercados hacen bien en estar bastante temerosos

opina en entrevista Marco Oviedo, estratega para América Latina de XP Investments. 

Agencias calificadoras como Goldman Sachs, Moody’s, Barclays, S&P, BBVA, Bank of America, entre otras, alertaron a sus clientes a estar preparados para una persistente volatilidad de los mercados al menos hasta octubre próximo, cuando tomará posesión Sheinbaum. Aunado a las preocupaciones que ya existen por el alto déficit fiscal que enfrentará el próximo gobierno, el deterioro de las finanzas de Pemex y perspectivas muy modestas sobre el crecimiento de la economía mexicana.

Lo anterior envió un contundente mensaje al próximo gobierno: a falta de un contrapesos políticos e institucionales, la participación de los inversionistas en la economía mexicana deberá ser tomada en cuenta en la discusión y aprobación de reformas. De lo contrario, el caos gobernará.  

Pero el presidente López Obrador ignoró los llamados de alerta, como lo expresó en su conferencia de prensa matutina del pasado 7 de junio: “La justicia está por encima de los mercados”, dijo. 

¿Concentración de poder en Morena? 

Entre el domingo 2 hasta el sábado 8 de junio, el Instituto Nacional Electoral (INE) oficializó el principal temor de los mercados. Los datos revelaron que Claudia Sheinbaum ganó la presidencia con 59.75% de votos nacionales, pero también la coalición “Juntos Haremos Historia”, oficialmente, arrasó en 256 de los 300 distritos electorales del país además se hizo con 64 de 96 escaños para el Senado. 

Una mayoría aplastante que, en los próximos días, podría aumentar todavía más –o no– con la discusión por el reparto de curules y escaños por vía “plurinominal” y las implicaciones constitucionales de la “sobrerrepresentación”. El centro de la disputa: 32 diputados y 200 senadores que el INE faltan por asignar.

Mientras tanto la mayoría calificada de la coalición “Sigamos Haciendo Historia” sería un hecho sin precedentes, al menos desde el sexenio de Miguel de la Madrid. En dicho gobierno fueron aprobadas una serie de reformas electorales para aumentar de 400 a 500 el número de escaños en la Cámara de Diputados, a fin de ampliar la representación a los partidos de oposición. 

La última vez que México experimentó una “aplanadora” de esta envergadura –aunque sin mayoría calificada– fue en las elecciones intermedias de 1991, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se hizo con 320 escaños en dicha cámara.

Con esa mayoría legislativa, Salinas de Gortari impulsó un ambicioso paquete de reformas legales y constitucionales, con las que pudo impulsar y negociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Ese bono también le permitió “liberalizar” las relaciones con la iglesia, afianzar su alianza con el Partido Acción Nacional (PAN) e impulsar una transformación profunda en los estatutos del PRI. 

Dicho andamiaje legal –junto a una reforma electoral de 1990– cimentó el rostro de la “transición democrática” que triunfó en el año 2000, así como muchos de sus excesos en la arena política. Las reformas construyeron el rostro del “México moderno” que se mantuvo intacto, al menos hasta el año 2014, cuando el partido Morena, fundado por el hoy presidente López Obrador, logró su registro ante el INE. 

Mesura, la “esperanza de México”

Analistas coinciden en que podrían surgir una serie de contrapesos al interior de Morena, como sucedía en los tiempos hegemónicos del PRI, una fuerza que gobernó una estructura corporativa que se mantuvo en el poder por más de 70 años. Pero la idea del “poder absoluto”, sería relativa ya que se encuentra sujeto lo que suceda en Morena así como  la reacción de los mercados. 

El presidente, en los tiempos del PRI, no era el ‘tlatoani’ que nos quisieron hacer ver durante mucho tiempo

dice en entrevista Fernando Dworak, analista y consultor político.

El también politólogo del ITAM recordó que la estructura del PRI estaba integrada por “intereses dispares y contradictorios” a los propios intereses del Ejecutivo. Los cuales ejercían una amplia participación en el diseño de la política pública, dividida en “sectores” que representaban a obreros, campesinos, organizaciones populares e incluso el Ejército.

Por otra parte, añade Dowrak, este sexenio también existieron escisiones dentro de Morena que detuvieron algunas iniciativas presidenciales. Un escenario que sin la figura de López Obrador como líder podría pronunciarse todavía más.

El especialista señala que si Claudia Sheinbaum opta por dar golpes de autoridad con reformas que generen ruido en el exterior, desgastaría su capital político y podría desatar una serie de choques con la comunidad internacional. Por ejemplo, en su capacidad de negociación ante Estados Unidos (país que actualmente también atraviesa por un espinoso proceso electoral).

Juan Jesús Garza Onofre añade que los riesgos tendrían que moderarse con la “autocontención” del partido en el poder, algo que por ahora no se ve cercano, pero podría volverse urgente. “Cambios profundos y drásticos van a tener un impacto negativo, no solamente en los mercados, sino también en en los propios usuarios del sistema”, comenta.

En días recientes, el diputado oficialista Ignacio Mier adelantó que en septiembre –aún con López Obrador en la presidencia– se votarán 18 reformas enviadas por el ejecutivo, entre ellas, la reforma al Poder Judicial, la reforma militar, la reforma electoral y la desaparición de algunos organismos autónomos.

La declaración generó pánico en los mercados. 

Claudia Sheinbaum, ¿existe un Plan D? 

La primera decisión de Sheinbaum –en respuesta a la agitación de los mercados– como presidenta electa, fue ratificar a Rogelio Ramírez de la O como secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Pero la noticia no salió de su propia oficina de campaña, sino de la conferencia de prensa matutina del todavía presidente López Obrador.

Los días siguientes, la sensibilidad de los mercados ante cualquier noticia que surgiera en torno a los resultados de la elección, provocó abruptos movimientos en los precios de los activos:

Para lograr amortiguar el nerviosismo ante una posible caída de los mercados, la comunicación entre la próxima administración y los inversionistas debe mejorar, señala Marco Oviedo. Gabriel Yorio, actual subsecretario de Hacienda, podría operar como el fiel a la balanza en la relación del gobierno con los mercados

Gabriel va a ser bastante útil para la presidenta, sobre todo si van a estar dispuestos a correr el riesgo de avanzar en una agenda tan agresiva

añade el estratega para América Latina de XP Investments.

Oviedo sostiene que Sheinbaum deberá evaluar el costo que implicaría aprobar las reformas que heredó de López Obrador, y que pueden tener implicaciones en las tasas de interés, el costo de financiamiento de la deuda, y la propia calificación crediticia del país (como adelantó Moody’s, el pasado 5 de junio).

Con López Obrador, los mercados no fueron protagonistas de la escena política porque algunas reformas enviadas por el ejecutivo, sufrieron bloqueos por parte de la oposición y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Al mismo tiempo, “organizaciones de la sociedad civil”, frenaron varias de sus obras, empleando instrumentos judiciales como el juicio de amparo. 

También hubo ciertos momentos en que la política pesó más que el entorno macroeconómico. Uno de los más parecidos al actual fue la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en Texcoco, previo a que López Obrador tomara posesión en diciembre de 2018.

Origen es destino

A unos meses de concluir el presente sexenio, la salida de capitales del país asciende a 347,449 millones de pesos, según datos de calificadoras. Sin embargo, el nerviosismo no siempre persiguió a la política de López Obrador: en febrero de 2019, la tenencia de bonos mexicanos en manos de inversionistas extranjeros llegó a un máximo histórico de 2.2 billones de pesos.

La salida de capitales del país asciende a 347,449mdp

La salida del capital de los grandes fondos internacionales comenzó con la pandemia, pero también por el diseño de la política económica de la llamada “Cuarta Transformación” y algunas reformas de Morena que causaron el pánico inicial. 

Por ejemplo: la Reforma a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) bloqueada originalmente por la SCJN, y con la que Morena buscaba otorgar una posición preponderante a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sobre los privados, o la reforma política electoral para transformar al INE (el llamado “Plan B”).

En el sexenio, la relación con la iniciativa privada y los capitales, ha estado marcado por un estira y afloja, que actualmente comienza a volverse mucho más acentuada. Lo cual se ha reflejado principalmente en la cotización del peso y la capitalización de la bolsa en momentos de agitación política. 

Por ejemplo:

La salida de capitales del país asciende a 347,449mdp

¿La tormenta perfecta para Morena?

Luego del año histórico del ‘superpeso’ mexicano así como los precios récord en las acciones de las empresas mexicanas, el 2024 parece frenar las expectativas sobre el crecimiento económico. Varios factores políticos –no necesariamente ligados a factores internos– podrían volver más volátiles los mercados mexicanos, añaden informes.

Por ejemplo, una eventual victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos que recuerda los años en que el dólar se encareció como nunca antes, como resultado de la narrativa del político-empresario en temas como la migración.

Las perspectivas se pueden deteriorar rápidamente para los activos mexicanos, y se suma el factor Donald Trump, cuya agenda puede virar más para temas internos

adviertió Marco Oviedo.

Todo esto en el marco de la revisión del T-MEC en 2026, en donde México todavía presenta desafíos en la integración económica regional. Las instituciones financieras anticiparon a sus clientes que será determinante conocer a los miembros del gabinete que lidiarán con este escenario.

Además, la atención estará puesta en las próximas decisiones de Banxico

La razón: el alto diferencial de tasas de interés entre México y Estados Unidos ha sido la causa principal del apetito de los extranjeros por invertir en bonos del gobierno mexicano, y en consecuencia, de la fuerte apreciación del peso. Cuando este diferencial es mayor, los inversionistas obtienen una tasa real más alta sobre sus inversiones.

El escenario económico ha cambiado y el ente monetario ha comenzado a bajar gradualmente la tasa de referencia para no causar un deterioro en el crecimiento económico.

Todo ello muestra que, aunque Morena parece haber ganado una amplia mayoría en el Congreso, gubernaturas y decenas de congresos estatales, no tendrá el “poder absoluto”. Y de no existir “mesura” u otros “contrapesos” internos del gobierno, la victoria se podría convertir en la tormenta perfecta. 

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