Los bonos de carbono son una tendencia en muchas partes del mundo. Compañías de todos los tamaños los utilizan para comerciar con las emisiones a la atmósfera. No obstante, en México todavía no están desarrollados tan ampliamente y su implementación enfrenta un desafío para incentivar a las compañías. 

Un bono de carbono es un “permiso” otorgado a una empresa para emitir una cantidad de dióxido de carbono u otros gases de efecto invernadero. Cada uno representa una tonelada de estos contaminantes. El objetivo es reducir las emisiones y, a su vez, las compañías más limpias pueden obtener ingresos adicionales. 

En México existe un mercado voluntario de bonos de carbono desde 2013. Esto permite que las compañías adquieran títulos a otras con menor contaminación, lo que promueve que pueda reducirse la huella de contaminantes. Pese a ello, todavía existen algunas barreras para la proliferación de estos mecanismos, como la ausencia de un sistema de comercio de emisiones local.

¿Comprar bonos de carbono es “pagar por contaminar”?

Al adquirir bonos de carbono, pareciera que las empresas más contaminantes “pagaran” por emitirlos al ambiente. Sin embargo, se trata de un sistema para reducir la presencia de gases de efecto invernadero debido a que el beneficio es global, es decir, al adquirir un ‘derecho de emisión’, significa que otra organización ya redujo contaminantes a la atmósfera para poder venderlos. 

Al respecto, el vicepresidente de StoneX, Alfredo Nicastro, comentó a EL CEO que la reducción de emisiones a través de bonos de carbonos es positiva para toda la atmósfera, independientemente de dónde se realicen las acciones de mitigación.

No importa dónde hago mi acción climática: por ejemplo, si hago inversión en un proyecto en África que evita emisión de gas de efecto invernadero. Básicamente se beneficia todo el todo el globo si hay corrección de emisiones

dijo el especialista.

En el mismo sentido, indicó que no se trata de un “permiso para contaminar”, sino de hacer una inversión climática donde se entregaría la mejor relación costo-beneficio. 

El director general de la Plataforma Mexicana de Carbono (MEXICO2) agregó que esto permite que las empresas que tienen políticas sustentables obtengan ingresos adicionales. Además, impulsa a las compañías a compensar las emisiones que generan al medio ambiente para no adquirir más reducciones. 

México necesita promoción

Nicastro agregó que, en México, es necesaria la promoción del mercado de carbono. Esto sucedería a través de diversos motivadores, como los impuestos a las emisiones que ya contemplan ocho estados en la República Mexicana. Del mismo modo, podrían acogerse mecanismo regulatorios que aceleren las acciones. 

Por otro lado, el especialista mencionó que podría incentivarse el uso de estos instrumentos a través de la demanda por ventajas competitivas en el mercado, es decir, que grandes empresas los utilicen y otras no quieran ‘quedarse atrás’. Así como cuando las compañías de otros países buscan apoyar a organizaciones mexicanas para cumplir con sus propios objetivos de descarbonización. 

La oportunidad de hacer cooperación y alianza con organizaciones internacionales que ayuden a financiar la descarbonización tu producto aumenta tu competitividad y hace un beneficio global

dijo el experto. 

Finalmente, encontró una oportunidad en la que las empresas podrían vender productos catalogados como “libres de carbono”, lo que permite comercializar a precios más altos y, en algunos casos, se evita el pago de impuestos. 

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