Los inversionistas recortaron las asignaciones agregadas a acciones, es decir, el porcentaje de la cartera que deciden destinar a la renta variable, al ritmo más acelerado desde el inicio de la pandemia de COVID-19 durante el episodio de volatilidad del mercado de la semana pasada, según una nota de Deutsche Bank AG.
En su análisis, el estratega Parag Thatte destacó que la asignación agregada de acciones se encuentra ahora en el percentil 31 y con una ponderación inferior a la real. Esto es particularmente significativo ya que hace apenas tres semanas, la exposición a la renta variable estaba en la parte superior de un rango histórico en el percentil 97.
De acuerdo con el análisis, la reducción implica una desaceleración de las ganancias corporativas a “un dígito bajo” en comparación con el aumento del 11% del segundo trimestre, y según datos compilados por Bloomberg Intelligence, los analistas esperan que las ganancias del S&P 500 aumenten 5.3% y 11.3% en el tercer y cuarto trimestre, respectivamente.
¿Qué está generando el miedo a la renta variable?
En los últimos días, las preocupaciones sobre una posible recesión en Estados Unidos han sacudido los mercados financieros mundiales, y las acciones tecnológicas han impulsado la ola de ventas. Si bien el S&P 500 casi ha recuperado sus caídas de la semana pasada, sigue 6% por debajo de un máximo histórico de mediados de julio.
Los estrategas del Deutsche Bank dijeron que es probable que los fondos sistemáticos enfrenten una mayor presión para reducir la exposición si la volatilidad sigue siendo elevada, pese a que las liquidaciones del mercado ha disminuido.
Después de que los datos de la semana pasada mostraran un enfriamiento más lento de lo temido en el mercado laboral estadounidense, la atención se centrará en el informe clave de precios al consumidor del miércoles.
Con información de Bloomberg
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