Jonathan Galván*

Del cierre de julio a la fecha, el peso sufrió una depreciación de 5.3% frente al dólar, pero esto es un fenómeno que se observa en todas las monedas emergentes.

Las causas provienen de la guerra comercial de Estados Unidos, de la disminución del apetito de los portafolios globales por activos financieros emergentes y de la alta liquidez del peso mexicano 

Desde principios de agosto, Estados Unidos y China se han estado amenazando con la imposición de aranceles a importaciones y, sinceramente, no se avizora un acuerdo comercial en el corto plazo.

A partir del 1 de septiembre, Estados Unidos empezó a cobrar un arancel de 15% sobre alrededor de 112 mil millones de importaciones de China; estos son adicionales de los que ya se han anunciado.

Igualmente China comenzó con el cobro de un arancel de 5% a 10% sobre 75 mil millones de dólares de importaciones estadounidenses.

Asimismo, el gobierno asiático introdujo en agosto la devaluación de su moneda, como una política pública compensatoria por los aranceles que le ha impuesto o está por imponer el gobierno de Trump a sus ventas hacia Estados Unidos.

¿Por qué China usa la manipulación de su moneda?

Básicamente por la diferencia que hay entre los montos de importaciones que tiene para gravar, contra el de sus exportaciones que van a llevar el arancel impuesto por Estados Unidos.

De acuerdo con el Census Bureu, China importó en todo 2018 sólo 120 mil millones de dólares de Estados Unidos y exportó 539 mil millones a ese país. Ahora todos tendrán aranceles.

En este contexto, el peso queda sujeto a depreciarse en la medida en que el yuan o renminbi lo haga, ya que México compite directamente con la nación asiática en el abastecimiento de manufacturas a Estados Unidos.

Y finalmente, pero no menos importante, al ser el peso mexicano muy líquido, es usado como moneda alterna en los portafolios globales de países emergentes o de Latinoamérica, frente a la crisis de otra monedas, como el caso del peso argentino durante el mes de agosto.

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) ratificó en julio los límites para intervenir en el mercado cambiario fijados a mediados de abril.

Si el tipo de cambio se encuentra por debajo de la zona de no intervención, es decir, es inferior a 39.76 pesos argentinos por dólar, el banco central podrá comprar moneda extranjera.

Y si se encuentra por arriba de los 51.45 pesos por dólar, el BCRA realizará ventas diarias de moneda extranjera por hasta 250 millones de dólares

Si el tipo de cambio se encuentra dentro del rango de 39.76 a 51.45 pesos, el banco central puede realizar venta de dólares, cuyo monto y frecuencia dependerán de la dinámica del mercado.

*Jonathan Galván es maestro en Ciencias Económicas por el Instituto Politécnico Nacional. Es analista de Economía y Finanzas de la consultora Visor Financiero.

Este texto es una columna de opinión. Su contenido es responsabilidad del autor y no representa necesariamente la postura de EL CEO.