Los problemas de Crédito Real, Unifin y AlphaCredit, que cayeron en impagos con sus acreedores, arrastran a otras instituciones financieras no bancarias (IFNBs) que enfrentan problemas para obtener recursos a través de la banca.

Entre 2021 y este año las tres empresas cayeron en default, producto de la falta de transparencia en sus estados financieros, estándares contables cuestionables y fallas en las prácticas de gobierno corporativo.

Dichos incumplimientos están limitando el acceso a financiamiento que las IFNBs que en su mayoría son instituciones no reguladas obtienen de la banca, de acuerdo con un reporte reciente de Moody’s Local México.

La banca ha reducido su exposición al sector no regulado. En adelante, esperamos que cada banco siga un enfoque conservador, financiando a las IFNBs con las que ya hayan trabajado anteriormente y que sean más cautos a recibir nuevos clientes de ese sector

dice el documento.

Estas entidades se encuentran en una posición delicada, pues  según el último reporte de estabilidad financiera de Banco de México (Banxico), 44% del financiamiento que obtienen proviene de la banca múltiple y la banca de desarrollo.

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Asofom ve más riesgos por la banca de desarrollo

La Asociación de Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Asofom) percibe un impacto mayor en el financiamiento que obtienen estas instituciones de la banca de desarrollo.

Vemos que el financiamiento necesita crecer de manera importante porque la cartera ha ido en disminución y esa parte es más crítica para el sector. La banca de desarrollo es muy importante

dijo Enrique Presburger, presidente de la Asofom, en entrevista con EL CEO.

La banca de desarrollo es una fuente de financiamiento clave para las financieras no bancarias, entre ellas las empresas que presentaron problemas financieros este año. 

El adeudo más elevado de Crédito Real con un acreedor bancario lo tenía con Nacional Financiera (Nafin), por 119 millones de dólares a febrero de este año, aunque alcanzó un acuerdo de pago en septiembre.

La deuda de corto plazo de Unifin, en tanto, es de 2,275 millones de pesos con Nafin, al segundo trimestre. La compañía no presentó sus estados financieros correspondientes al tercer trimestre, mientras analiza vías para su reestructura.

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Sofomes buscan cambio de denominación

Mientras las IFNBs navegan a contracorriente en busca de fuentes alternas de financiamiento, la Asofom busca que las entidades no reguladas cambien de denominación.

Esto, debido a que se tiene la percepción de que son instituciones que no están sujetas a la supervisión de las autoridades, advirtió Presburger, un aspecto que también causa incertidumbre entre los inversionistas.

Se ha dado el mensaje de que las sofomes tenemos poca regulación y que estamos cayendo como dominó, cuando la realidad es que no es así

mencionó el presidente de la Asofom.

Las conversaciones con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) para cambiar la denominación de “Entidades No Reguladas” a “Entidades No Vinculadas” comenzaron a inicios de este año, pero no se han tenido avances significativos.

Moody’s Local destacó en su reporte que Mega, una sofom que opera como “Entidad Regulada”, es la IFNB mejor posicionada en el contexto actual, con un perfil de financiamiento y liquidez más fuerte que el resto de los competidores.

Tras colocar un bono sustentable por 3,000 millones de pesos a mediados de este año, el presidente del consejo de Mega, Guillermo Romo, dijo a este medio que su denominación les ha ayudado a atravesar la turbulencia que vive el sector.

¿Qué sigue?

Ante la cautela de la banca para financiar a las IFNB y poco acceso al mercado de deuda quirografaria, las empresas incrementarán su dependencia al financiamiento de deuda garantizada, por ejemplo, con cesiones de cartera o de derechos de cobro. 

Esta estrategia les puede brindar la liquidez necesaria para navegar en la coyuntura, pero significa un cambio estructural en la calidad de financiamiento del sector. 

Si las IFNBs crean una alta dependencia en deuda garantizada habría una reducción en su flexibilidad financiera, ya que los activos gravados no estarían disponibles para ser usados como liquidez si se presenta una nueva necesidad de efectivo no esperada

según Moody’s Local.

Las bursatilizaciones también se utilizarán en mayor medida para apuntalar el crecimiento de la cartera.