A punto de terminar 2020, es momento para reflexionar acerca de los aprendizajes que se dieron en el año que acaba y la aplicación de estos en 2021. En los últimos nueve meses el mundo enfrentó una de las crisis mundiales más severas en los tiempos modernos derivada de la pandemia por COVID-19.

“Pocos fueron los beneficiados por los efectos de la pandemia, la mayoría sufrió duramente su impacto, algunos se podrán recuperar rápido, otros no podrán recobrarse de los daños de la crisis financieros”, dijo Fernando Senties, presidente de la consultora de ética organizacional AMITAI.

El ejecutivo enumera las enseñanzas de ética profesional que dejó la crisis sanitaria para su aplicación en los diferentes puestos de dirección dentro de las organizaciones:

No a todos nos ha afectado igual, ni proporcionalmente

No se puede pensar en acabar con la pobreza sin antes reducir la desigualdad. No es casualidad que los países más ricos son los más igualitarios.

Para México, como suele suceder ante cualquier adversidad, las personas de menores recursos fueron las que resintieron los mayores efectos de la pandemia. Esto en gran parte, debido a la falta de acceso a médicos y medicinas, más allá de la capacidad del sistema de salud pública.

De acuerdo con el Ranking de Resiliencia de COVID de Bloomberg, México es el peor de los 53 países analizados al ocupando el último lugar.

La forma de trabajar nunca será la misma

La contingencia forzó el cambio hacia el mundo digital, desde la pequeñas y medianas empresas hasta los grandes corporativos para operar de manera remota.

Hace cinco años se pensaba que trabajar desde casa era un recurso de fuerza mayor y solo 4.3% de los trabajadores podían hacerlo, pero después de marzo de este año, hasta 35% de las personas utilizó el teletrabajo, de acuerdo con datos de Inegi.

De esta forma quedó demostrado que una combinación de ambas es la forma más sana y productiva de laborar.

Importancia del contacto social

El ser humano es social por naturaleza y el confinamiento puso a prueba todo sentido de pertenencia, de acuerdo a Senties.

Dos aprendizajes importantes de este tiempo fueron que se requiere mayor empatía y respecto hacia los derechos y las diferencias de los demás

comentó el titular de AMITAI

Resilencia y actitud

La pandemia rompió la mentalidad de un ambiente competitivo y se pusieron en pausa las expectativas profesionales y económicas de las personas. Muchas de ellas, al perder su trabajo, también vieron disminuidas sus oportunidades, en especial en algunos rangos de edad.

El 79% de los jóvenes entre 18 y 29 años presentaron dificultades para encontrar empleo en el país, según la encuesta Escasez de Oportunidades Laborales para los Jóvenes.

“Un cambio en nuestra escala de valores lleva irremediablemente a un cambio de actitud. Por lo que, es cierto que la actitud de agradecimiento no cambia las circunstancia, pero sí la forma en que las enfrentamos”, dijo Senties.

Añadió que hay dos formas para concluir el año: la primera es refugiarse en la injusticia de los problemas y lamentarse esperando que alguien más resuelva el problema. La segunda es robustecer los esfuerzos para poner en práctica la gratitud hacia el prójimo ante estos tiempos de adversidad.