‘Huachicol gringo’: La red que se beneficia en EU de los hidrocarburos robados a Pemex

‘Huachicol gringo’: La red que se beneficia en EU de los hidrocarburos robados a Pemex

En suelo estadounidense existe una red de petroleras que borra el rastro del huachicol robado a Pemex, con el fin de venderlo como hidrocarburo legal en EU y en el extranjero.

Al menos desde 2006, el huachicol que roban los cárteles mexicanos a Pemex es transportado a Estados Unidos mediante buques, trenes o pipas. Ya del ‘otro lado’, decenas de empresas estadounidenses se encargan de borrar su origen, convirtiendo el hidrocarburo hurtado en un producto prácticamente “lícito”.

El “huachicol gringo” se distribuye tantas veces que, por ejemplo, el crudo robado por el Cártel de Sinaloa cruza la frontera como “desecho de aceite”, y ya en suelo estadounidense se revende entre empresas hasta que en algún punto es renombrado como West Texas Intermediate (WTI), una mezcla que se comercializa a refinerías de EU y el mundo, según datos consultados por EL CEO.

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Pero el falso crudo texano no es lo único que mercan los huachicoleros estadounidenses: diversas empresas petroquímicas buscan evadir impuestos y exportan huachicol fiscal a México. Es decir, el contrabando de hidrocarburos opera en ambas direcciones de la frontera.

Este miércoles, la Embajada de Estados Unidos en México informó por medio de un video publicado en X, que mucho del crudo que se roba a Pemex es refinado por petroleras estadounidenses, las cuales regresan el producto en forma de huachicol fiscal hacia territorio nacional.

Cómo opera el contrabando de huachicol en Estados Unidos
Fotoarte: Natalia Montiel

Huachicoleros en EU

Los huachicoleros en Estados Unidos, según informes de autoridades y documentos de juicios civiles, son empresarios de menor o mayor escala que consumen lo que se roba en México; para ello acuden a bancos, aperturan empresas formales, e incluso tienen negocios lícitos.


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Sin embargo, detrás de la buena imagen, existe una cadena de sociedades fantasma que se encargan del trabajo sucio, junto con una red de brokers, prestanombres y funcionarios corruptos que forman parte de este engranaje.

Al final, son operaciones que financian la estructura criminal de los cárteles mexicanos, considerados como organizaciones terroristas por el gobierno del presidente republicano Donald Trump. No obstante, mientras México pone el descrédito y la presión internacional, del otro lado de la frontera la maquinaría sigue girando.

Primer eslabón: importadoras de huachicol

Cómo se vende el huachicol en EU
Fotoarte: Natalia Montiel

Inversol LLC, constituída en Houston, Texas, por el mexicano Sergio Zacarías y su familia, fue una sociedad señalada de importar a Estados Unidos millones de litros diésel robado de la refinería de Dos Bocas, mediante una red vinculada a Los Zetas.

Ese hidrocarburo industrial —extraído de Pemex— fue a dar al mercado negro estadounidense a un precio de 1.60 dólares por galón.

Inversol operó por medio de buques y navieras de origen asiático, según reportes de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional, que aparecen en la filtración conocida como Guacamaya Leaks.

Para la venta del huachicol, Inversol utilizó brokers y otras empresas estadounidenses para el almacenamiento y venta del combustible. Incluso se menciona que tramitó permisos de importación en la isla de Curazao —considerada un centro logístico del huachicoleo— en el Caribe.

Pero, ¿cómo una pequeña empresa familiar pudo mover en Estados Unidos hasta 3 millones de galones de diésel robado por semana? Según la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN por sus siglas en inglés), del Departamento del Tesoro de EU, el primer eslabón en la cadena lo integran pequeñas empresas, con socios mexicoamericanos o con funcionarios estadounidenses ligados a organizaciones criminales.

Se trata de una industria que ha operado por años, sin que las autoridades mexicanas o estadounidenses tengan capacidad de contrarrestarlo.

Segundo eslabón: del huachicol al falso crudo texano

La transformación del combustible robado en legítimo
Fotoarte: Natalia Montiel

Los cárteles de Jalisco Nueva Generación (CJNG), de Sinaloa, del Golfo, y algunas células, también trafican petróleo crudo utilizando esas pequeñas importadoras antes mencionadas, según la FinCEN.

Los importadores estadounidenses —principalmente radicados en el sur de Texas y Nuevo México— utilizan redes de empresas fantasma o fachada para importar petróleo crudo, normalmente etiquetado como “aceite de desecho”.

Al llegar a territorio estadounidense, el petróleo se entrega en baldíos equipados con pipas operadas por petroquímicas de mayor tamaño y de ahí es reetiquetado como crudo West Texas Intermediate (WTI); posteriormente se comercializa a otras empresas petroleras y de gas natural, así como a refinerías de Texas y el resto de Estados Unidos u otros países como Japón o India, la mayoría de las cuales desconocen el origen ilegítimo del crudo.

El negocio del falso crudo texano deja ganancias hasta por 5 mdd por cada buque que sale de Estados Unidos al extranjero, según la alerta de la FinCEN.

Estas operaciones fueron fáciles de detectar: primero porque muchas de estas empresas están listadas en el padrón de importación de aceites de la Agencia del Medio Ambiente de EU. De modo que sus actividades eran vigiladas. Lo segundo, las autoridades encontraron sospechosas las transferencias bancarias que enviaban a México.

Red del CJNG en EU y México

Por este tipo de operaciones, autoridades de EU sancionaron a César Morfín Morfín, alias “Primito”, un integrante del CJNG, quien operó una red de contrabando de crudo.

“Primito” adquirió el crudo robado de diversas fuentes, incluidos empleados de Pemex cooptados y otros miembros del CJNG.

Dado su control sobre los puentes de los puertos de entrada entre las regiones fronterizas de Tamaulipas y Texas, ‘Primito’ también cobraba tasas a cualquier camión que trasladó crudo a Estados Unidos a través de estas rutas. Sus subordinados y asociados le ayudaron a falsificar documentos aduaneros oficiales para facilitar el contrabando transfronterizo de crudo robado.

Además, los subordinados de ‘Primito’ operaban empresas fachada en su representación, algunas de las cuales se utilizan para vender combustible robado a gasolineras minoristas”, refiere la alerta de la FinCEN.

Tercer paso: revender el “huachicol gringo”

Fotoarte: Natalia Montiel

Desde 2010, las autoridades mexicanas han tenido información del robo de combustible en sus propias instalaciones, pero la falta de investigaciones propias ha permitido que el negocio hoy alcance proporciones mayúsculas.

Pemex —por medio de su filial Pemex Exploración y Producción (PEP)— demandó en tres juicios a 23 empresas estadounidenses y dos personas por presuntamente comprar y distribuir combustible mexicano, que fue robado por carteles de narcotráfico en la región petrolera Cuenca de Burgos, que se ubica entre los estados de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila.

Pero no fue PEP quien describió la red de contrabando hacia sus propias instalaciones.

El golpe provino de la Administración de Control de Drogas (DEA) que, en una investigación internacional nombrada como Proyecto Reckoning, lanzada para revelar los nexos criminales  entre el cártel de Los Zetas y la mafia italiana, la ‘Ndrangheta, las autoridades descubrieron nuevas vetas de los negocios ilícitos de las organizaciones criminales mexicanas y estadounidenses.

Al final PEP no obtuvo un solo dólar que demandaban por la reparación del daño, ya que solo cinco de las compañías demandadas se desestimó el caso ya que no tuvieron fondos para pagar. Sin embargo, los documentos de los juicios consultados por este medio, evidencian el modus operandi entre cárteles, empresas petroleras e intermediarios ya existía desde hace al menos quince años.

La presunta conspiración petrolera

Empresas de energía como BASF, Murphy Energy, Plains Marketing, entre otras, supuestamente compraban el condensado robado. Para ello mandaban camiones a México cargados con agua, que iban etiquetados como el lubricante “nafta”. Al cruzar la frontera vaciaban los camiones y los llenaban con condensado de gas natural que había sido robado en México.

En toda la operación presuntamente las empresas compraron documentación falsa y sobornaron a funcionarios aduanales para cruzar las garitas fronterizas.

Finalmente, los camiones volvían a Texas y el producto se almacenaba para ser revendido a otras empresas del sector energético.

Según los testigos del juicio, muchos empleados de las compañías se dieron cuenta de las discrepancias en la documentación, e intuyeron que era un condensado de gas robado por los cárteles mexicanos, pero lo siguieron vendiendo.

Por ejemplo, Timothy Brink, presidente de la compañía texana Continental Fuels, declaró bajo juramento que su empleado, Josh Crescenzi, le informó en julio de 2008 que el condensado que estaba comprando era robado de México. A pesar de ello, lo vendió a Trammo Petroleum, que a su vez lo revendió a BASF.

Aunque los casos “se cayeron” por falta de evidencias —principalmente, omisiones de las autoridades mexicanas— Pemex declaró que las operaciones de reventa una y otra vez por parte de estas empresas petroleras, demostraban que existía una “conspiración” para lavar el origen del condensado de gas robado, “para así distribuir y venderlo a los usuarios finales”.

El “huachicol gringo” financia la estructura criminal

El huachicoleo en Estados Unidos no es nuevo, pues petroleras han comprado hidrocarburo robado en México al menos desde las administraciones de George W. Bush y Barack Obama, y a pesar que hubo demandas civiles por parte de Pemex. Algunos personajes siguieron operando.

Por ejemplo, Pemex también demandó al empresario estadounidense James Jensen, por su “potencial involucramiento” en la red; sin embargo, el caso se cayó, a pesar que uno de los involucrados, Arnoldo Maldonado, se declaró culpable de recibir el gas robado de los cárteles para posteriormente venderlo a otras empresas como las de Jensen.

En abril pasado, Jensen fue arrestado, acusado de importar a EU —junto con su hijo Maxwell— unos 2,881 cargamentos de petróleo crudo mediante facturas y declaraciones falsas que afirmaban que la mercancía era “desechos de aceite”.

La acusación también señala que los Jensen lavó las ganancias por la venta del crudo que importaron de manera ilegal y enviaron 47 mdd a México que fueron recibidos por empresas controladas por organizaciones criminales que no se especifican, de acuerdo con la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).

Además, el pasado 30 de mayo, el gobierno estadounidense amplió la acusación contra James Jensen y su hijo Maxwell, señalándolos de proveer recursos al Cártel Jalisco Nueva Generación.

Para la operación de contrabando de crudo, las empresas Comexperts, Doble Erre Continentales y Comercializadora Atax exportaron —vía ferroviaria— 130 millones de litros de supuestos desechos de aceite de petróleo a Maxim Crude Oil, propiedad de los Jansen.

Para importar el crudo a EU por ferrocarril, los Jensen arrendaron, a través de  la empresa Maxim Crude Oil, 180 vagones tipo pipa al banco First-Citizens Bank & Trust Company, el cual los demandó porque dejaron de pagar la renta de los vagones, según MCCI.

El huachicol fiscal hacia México


En 2025 la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum ha publicitado dos golpes al llamado “huachicol fiscal”, una práctica que consiste en importar diésel con fracciones arancelarias distintas para evitar el pago del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).

En marzo pasado autoridades federales decomisaron 10 millones de litros de diésel robado en Tamaulipas, el cual ingresó al país como si fuera aditivo para aceites y lubricantes dentro del buque Challenge Procyon. Además, el pasado 7 de julio, las autoridades decomisaron 15.5 millones de litros de combustibles ocultos en 129 carrotanques detenidos en Coahuila.

En ambos casos hubo empresas estadounidenses y mexicanas en toda la operación.

Huachicol, García Harfuch
El huachicol fisscal se transportó en carrotanques, asegurados en Coahuila. Fotoarte: Mariana Flores

Operación en ambos lados de la frontera

Por ejemplo, en el caso de los combustibles decomisados en carrotanques en Coahuila. El pedimento de importación se hizo presuntamente a nombre de la empresa mexicana Ingemar. El proveedor de la mercancía fue Belar Fuels Company LLC, con sede en Corpus Christi, Texas.

En tanto, los sellos de importación se emitió presuntamente por Lambrucar, empresa especializada en la comercialización de hidrocarburos, cuya oficina principal se encuentra en Houston, Texas, y cuenta con sucursales en Monterrey, San Luis Potosí y Querétaro. El destinatario final de la carga fue la empresa Empresas Fundentes, ubicada en Saltillo, Coahuila.

Aseguramiento del buque Challenge Procyon. Foto: Gabinete de Seguridad federal

En el caso del buque, la empresa Intanza SA de CV realizó el pedimento de importación, y la factura la emitió Hevi Transport LLC, una compañía fundada en Texas, dedicada a la transportación de gasolina y diésel en ferrocarriles y camiones cisterna entre México y Estados Unidos, según publicó Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.

Aunque el gobierno de Donald Trump ha puesto la mira en el negocio huachicolero de los cárteles mexicanos, que ya son catalogados como organizaciones terroristas, muchas petroleras estadounidenses multinacionales o pequeñas están financiando de forma directa e indirecta a la estructura criminal de estas organizaciones en México. Es un problema compartido.

Con información de Karla García Gil

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