En marzo de 2025, explotó el pleito entre Fox Sports México y Grupo Pachuca relacionado con presunto incumplimiento de contrato por derechos de transmisión de dos equipos del futbol mexicano. Detrás de la batalla legal, se esconde un conflicto colosal: la fallida compraventa de la marca a la organización estadounidense Fox Corporation, propiedad de la familia Murdoch.
Una investigación de EL CEO revela que el conglomerado estadounidense Fox Corporation inició a finales de 2023, una intención de compra —tanto en México como en Estados Unidos— de la franquicia Fox Sports México, actualmente de Grupo Lauman, pero la transacción nunca se concretó.
En centro de esta transacción estuvo el mexicano Carlos Martínez, quien desde 2021 trabajaba para Fox Sports México; pero documentos y testimonios lo colocan como un “caballo de Troya”, es decir, un operador de Fox Corporation, quien presuntamente habría interferido en la negociación afectado a la empresa mexicana.
Carlos engañó a Grupo Lauman. En diciembre de 2023 renunció a Fox Sports México argumentando que podría haber un conflicto de interés en la venta, pero durante esos meses de negociaciones, él compartió información confidencial a Fox Corporation
dijo a EL CEO una fuente cercana al caso.
Los testimonios recabados refieren que Martínez habría compartido a Fox Corporation, información relacionada a contratos de transmisión, cláusulas de exclusividad de los talentos de sus programas, así como pagos a clubes de futbol mexicano y a empresas de otros deportes.

La puerta giratoria en Fox
El mexicano Carlos Enrique Martínez Sánchez fue ejecutivo de la cadena Fox Latin America a inicios de la década pasada. Se le imputaron cargos por conspirar para sobornar a funcionarios del futbol en Sudamérica con el fin de obtener derechos de transmisión de la Copa Libertadores, en el escándalo llamado FIFAgate; sin embargo, un jurado federal en Nueva York lo absolvió en 2023.
Mientras Grupo Lauman pensaba que la compra estaba avanzando, Carlos Martínez comenzó a tener negociaciones con los clubes de futbol mexicano para que firmaran derechos de transmisión con la plataforma Tubi, propiedad de Fox Corporation
comentó la misma fuente.
La puerta giratoria sí sucedió, pues Martínez Sánchez compartió en su cuenta de LinkedIn que desde hace más de un año trabaja en Fox Corporation, en proyectos relacionados a Tubi.
A pesar de su pasado, Grupo Lauman contrató los servicios de Martínez durante la compra de Fox Sports en 2021, le dio un puesto directivo y le permitió incluir a su equipo de trabajo, quien le habría ayudado a filtrar información durante el proceso de venta con Fox Corporation.
Documentos consultados por EL CEO refieren que a pesar que Martínez ya no trabajaba en Fox Sports México, él seguía dando órdenes a sus antiguos empleados, e incluso durante el 2024 dio instrucciones para pagar o retener pagos de los derechos de transmisión a clubes del futbol como el Pachuca.
Engañaron a Grupo Lauman
La intención de compra de la empresa mexicana existió, al menos en papel. Hubo una oferta inicial de Fox Corporation en mayo de 2024. De hecho en junio de ese mismo año, el ahora extinto Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), autorizó la transacción de Fox Sports México, entre Grupo Lauman y Fox Corporation.
Para octubre de 2024, lo que parecía un jugoso negocio para Lauman, propiedad del empresario Manuel Arroyo –cuya transacción incluía además el arrendamiento de inmuebles– terminó mal.
Mientras Grupo Lauman pensaba que vendería Fox Sports México, los hechos indicaban que la marca se desmoronaba:
- Pérdida de derechos de transmisión de torneos de futbol como Liga MX, Premier League y Concachampions;
- pérdida momentánea de los derechos de transmisión de la temporada de la NFL 2024-2025;
- diversos reclamos de pagos relacionadas a derechos de transmisión;
- ocultamiento de información por parte de empleados.
La incógnita es por qué Grupo Lauman dejó que todo esto ocurriera, y la respuesta de los testigos fue: “no hay otra explicación, sencillamente se los chamaquearon”.
Carlos Martínez, un ‘pez gordo’ con recuerdos del FIFAgate
Carlos Enrique Martínez Sánchez no siempre fue uno de los ejecutivos más importantes de la televisión en América Latina, antes comenzó como un vendedor ‘puerta a puerta’ de Multivisión –el precursor de MásTV– y Cablevisión. Posteriormente, dio el salto al lado corporativo en organizaciones como Televisa, Cablemás y Discovery, hasta llegar a Fox Corp.
Martínez Sánchez alcanzó la fama –para bien o para mal– en medio del FIFAgate, cuando fue imputado ante la Corte del Distrito Este de Nueva York en conjunto con Hernán López, su compañero de trabajo en Fox y otros ejecutivos de la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol), según un expediente al que tuvo acceso EL CEO.
En aquel momento, se le acusó por transacciones financieras sospechosas con el objetivo de favorecer a la empresa para la que trabajaba, Fox International Channels, a fin de obtener los derechos de transmisión exclusivos para eventos de la Conmebol. Para ello, según la acusación, utilizó esquemas de triangulación de fondos a compañías asociadas a diversos directivos del futbol sudamericano.
Finalmente, Carlos Martínez fue encontrado “no culpable” por un jurado de Nueva York; aunque su compañero, Hernán López, entonces director general de Fox International Channels, recibió sanciones por los cargos relacionados con la “conspiración de fraude”.
Sobre los hechos, Fox Corporation recalcó que ocurrieron antes de la venta de la compañía a Disney y “no tenían conexión con la nueva empresa”. No obstante, pese a terminar la relación con Martínez Sánchez durante el juicio, posteriormente regresó al corporativo: primero, como consejero y, después, como director general para América Latina.
Los ‘tentáculos’ del operador de Fox
En su perfil público de LinkedIn, Carlos Martínez también se ostentaba como consejero para Tubi, la plataforma de streaming gratuito operada por Fox Corporation. Con el liderazgo de ejecutivo, esta entidad también fue la que obtuvo los derechos de transmisión de diversos espectáculos deportivos mientras Fox Sports México los perdía.

EL CEO encontró un ‘imperio’ de, al menos, 17 compañías registradas por Carlos Martínez en Florida. Entre diversas organizaciones inmobiliarias, hay tres relacionadas con los deportes: Biztorm, una consultora para medios de comunicación, desde la que operó y cobró el asesoramiento a Fox Sports México; Formula America Internacional, una empresa en conjunto con Federico Alamán –de Ocesa– y Felipe Mc Gough –excomentarista de automovilismo– y Futvox, una cadena de podcasts sobre temas de futbol.
Derechos de transmisión, el negocio de unos pocos
A pesar de las reformas que ha implementado Giovanni Vincenzo Infantino, presidente de la FIFA, desde su primer mandato en 2016, sigue existiendo opacidad respecto a los derechos de transmisión de torneos de futbol, en especial con el Mundial 2026, cuyas sedes se repartirán entre Canadá, Estados Unidos y México.
No son públicos los requisitos para entrar a las subastas, ni tampoco las pujas que las empresas hacen por la licitación. Se desconoce cómo se pagan las sublicencias a terceros. Todo queda en el misterio, como cuando sucedió el FIFAgate.
Actualmente existe un grupo de empresas offshore que está acaparando los derechos de transmisión del Mundial de futbol para sublicenciarlos.
Con ello, menos partners tienen los derechos para transmitir el Mundial. Solo un puñado de empresas —que ocultan sus socios y el origen de su dinero— posee el control de las transmisiones de la justa deportiva.
El principal proveedor en América Latina para la transmisión de partidos de balompié, en 16 países, es New IP Co., LLC., quien triangulará sus derechos a una infinidad de medios de comunicación locales, por ejemplo, en el caso de México será a Televisa.
Es difícil seguir su rastro porque se fundó en el paraíso fiscal de Delaware, Estados Unidos, donde los datos de sus socios permanecen bajo anonimato.
África, un ‘tripolio’ para el Mundial 2026
En África, los derechos de transmisión experimentaron una dinámica similar a América Latina y otras latitudes: en 2018, la FIFA concedió los derechos de transmisión directamente a siete compañías. Para 2022, un número similar pudo lucrar con los partidos de la justa deportiva.
No obstante, en el Mundial de 2026, únicamente aparecen tres compañías como licenciatarias en el continente: beIN Sports –un gigante catarí de los medios–, SuperSport International –de Sudáfrica– y New World TV (NWTV), una empresa que surgió en 2015 y, a los pocos años, logró controlar los derechos deportivos en los países subsaharianos de África.
Según su sitio web, NWTV depende de SKA Telecom, un grupo registrado en Reino Unido a nombre de Marc K. Adissou.
A su vez, auditorías en Kenia muestran nexos con Media Business Solutions, controlada por Richard Dimosi –un exejecutivo de Fox y otras empresas de medios. Esta empresa también enfrentó una demandas por incumplimiento de pagos por parte de La Liga de Futbol Profesional de España, que finalmente fue desestimada; al tiempo que transmitió otros eventos deportivos para África.
La Oficina del Auditor General de Kenia encontró que la Kenya Broadcasting Corporation adquirió por 550,000 dólares los derechos de transmisión a Media Business Solutions, quien los cobró en una cuenta a nombre de New World TV. Acorde con los registros, “es posible que se haya pagado en exceso por los derechos” debido a irregularidades en el proceso de negociación.
New World TV, quien paga millones de dólares por los derechos de transmisión, opera en un edificio de unos seis pisos en Lomé, la capital de Togo. Por su parte, SKA Telecom tiene su domicilio en una casa en Inglaterra; mientras que Media Business Solutions se registró en un pequeño predio a 40 minutos de Londres.
El fantasma del FIFAgate
Esto pudiese parecer normal, pero en el pasado estas condiciones fueron aprovechadas por empresarios para monopolizar los derechos de transmisión a cambio de sobornos a funcionarios de la FIFA y a otras organizaciones como la Confederación Sudamericana de Futbol y Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Futbol (Concacaf), y luego revender esas licencias a terceros.
Esto fue lo que detectó una investigación del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), y en arrestos y juicios contra representantes de medios de comunicación, empresarios y funcionarios de organismos del futbol, en uno de los más grandes escándalos de corrupción en el deporte conocido como el FIFAgate.
El FIFAgate también incluyó una investigación respecto a las votaciones para la elección de las sedes de los mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022, pues presuntamente sobornaron a los miembros de la FIFA para que votaran por esos países.
Los tratos en FIFAgate
Y mientras los fanáticos en América Latina disfrutaban de algún torneo frente a su televisor —ya sea en un canal público o de paga— no sospecharon de la conspiración detrás de cada transmisión.
Por ejemplo, en la década pasada, la empresa argentina Torneos y la brasileña Traffic formaron una productora llamada T&T Sports Marketing —con domicilio en Islas Caimán—, que desde 2011 operaba como una subsidiaria de Fox, con esta última teniendo una participación mayoritaria del 75%. T&T era parte del grupo corporativo de 21st Century Fox, y en su administración participaba Carlos Martínez, representando los intereses de la cadena norteamericana.
TyT nació para monopolizar los contratos de transmisión de la Conmebol, luego se les unió otra empresa llamada Full Play y conformaron otra sociedad de nombre Datisa S.A., la cual aseguró los derechos —por medio de sobornos— de las Copas América: Chile 2015, Estados Unidos 2016, 2019 y 2023, con pagos indebidos por más de 110 millones de dólares, de acuerdo la justicia estadounidense.
En una carta en poder de EL CEO, fechada en marzo de 2011, se lee que Nicolás Leoz, entonces presidente de la Conmebol, pide a TyT —representada por Martínez— que se le paguen derechos de transmisión “por fuera”: es decir, a una empresa llamada Yorkfields SA, la cual recibió sobornos y fue acusada de lavar dinero en el caso FIFAgate.
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