Theresa May, Primera Ministra de Reino Unido, anunció que renunciará a su puesto como lideresa del partido conservador el 7 de junio y, por lo tanto, a su puesto como jefa de Estado.

La decisión llega como consecuencia de tres intentos fallidos por llegar a un acuerdo sobre las condiciones de salida de la Unión Europea, así como las claras señales de que un cuarto intento tampoco sería exitoso.

“Pronto dejaré de ocupar el puesto cuyo ejercicio ha sido el honor de mi vida”, dijo May al exterior de su residencia oficial de Downing Street. “La segunda primera ministra, pero ciertamente no la última”.

“No lo hago con resentimiento, sino con una enorme y permanente gratitud por haber tenido la oportunidad de servir al país que amo”, declaró May, bajo la atenta mirada de su marido, Philip.

Los medios británicos han estado esperando esta declaración desde el miércoles, cuando la lideresa de la bancada conservadora, Andrea Leadsom, renunció a su cargo argumentando que las concesiones hechas por May habían hecho que perdiera la confianza en la visión que su gobierno tiene sobre Brexit.

Esta renuncia no ameritó defensa alguna por parte del gabinete, lo que demostró la precaria situación en la que se encuentra la actual administración.

“Es y siempre seguirá siendo para mí una cuestión de profundo pesar no haber podido llevar a término el Brexit”, dijo May, añadiendo que su sucesor tendrá que lograr un consenso para hacer honor al resultado del referéndum de 2016.

El partido conservador aceptó postergar la búsqueda de un sustituto hasta el 10 de junio, para evitar que el clima político afecte la visita de estado que Donald Trump realizará el día 3 del mismo mes.

Quien resulte electo como el nuevo líder del partido automáticamente fungirá como Primer Ministro.

Robert Pesten, reportero de política de ITV, explicó que si May se hubiera negado a presentar su renuncia, seguramente habría sido blanco de un voto de no confianza durante la visita del presidente estadounidense. Esta concesión aprieta los tiempos para el partido, que buscará nombrar a su nuevo líder antes del 24 de julio, cuando el parlamento toma un receso de verano.

Juego de Tronos: Los posibles sustitutos


El exalcalde de Londres y actual secretario de Relaciones Exteriores es visto como el amplio favorito debido a su postura pro-Brexit. Johnson fue, junto con Nigel Farage, la imagen del voto “Leave” durante el referéndum, y ha criticado constantemente la falta de acción del gobierno y los retrasos de la salida de la Unión Europea.

Apenas esta semana Gavin Williamson, arquitecto de la campaña de Theresa May, anunció su apoyo público a Johnson. Williamson fungía hasta este mes como Secretario de la Defensa, pero fue despedido debido a su presunto papel en la filtración de documentos que revelaban que el gobierno británico permitiría la participación de Huawei en su red 5G, lo que significó su rompimiento con May.

Los mercados de apuestas dan un 40% de probabilidades a que Johnson gane la contienda sucesoria.


Las casas de apuesta británicas colocan al secretario de Medioambiente como el segundo conservador con mayores posibilidades de asumir el control del partido.

En la elección del partido de 2016, se desempeñó como coordinador de la campaña de Johnson hasta la mañana en la que ocurriría el anuncio oficial, cuando renunció y anunció su propia campaña. Este movimiento provocó que Johnson, también favorito en 2016, decidiera no participar en la contienda. Gove, por su parte, sólo alcanzó el tercer lugar, por detrás de Theresa May y Andrea Leadsom.


El exsecretario de Estado para la Salida de la Unión Europea no tiene el historial político de sus dos competidores, pero ha sido una de las figuras críticas más vocales al interior de esta administración, lo que le podría ganar el apoyo de los votantes pro-Brexit.

En noviembre de 2018, tras solo cuatro meses en el cargo, Raab renunció argumentando “fallas fatales” en el primer boceto de acuerdo de salida. Su carta de renuncia reveló que estas fallas eran: la solución a la frontera irlandesa, la cual consideró podría poner en peligro la integridad del Reino Unido, y la posibilidad de que los términos de salida podrían encerrar al país en una situación en la que carecía de control comercial.

¿Qué sigue ahora?

El partido deberá permitir un periodo de campañas a iniciar después del 10 de junio y establecer una fecha definitiva de votación.

Si la elección interna no puede llevarse a cabo antes del periodo de verano, esto complicará el margen de acción del nuevo Primer Ministro, que buscará marcar su huella en la negociación previa a la fecha límite del 31 de octubre.

Si las negociaciones no avanzan como se espera, es posible que la oposición entregue al parlamento una “moción de no confianza”, lo cual provocaría unas nuevas elecciones generales.

Esto puede parecer contraproducente para la negociación con la Unión Europea, pero la última vez que se otorgó una extensión, los representantes continentales dijeron que no otorgarían ninguna otra a menos que hubiera “circunstancias excepcionales”.

Entre estas circunstancias se mencionó una elección general.