En un último esfuerzo por salvar su acuerdo de Brexit, la primera ministra de Gran Bretaña, Theresa May, subrayó que la Unión Europea quiere evitar la aplicación de su punto más conflictivo, el backstop en la frontera de Irlanda, aunque esto no parece que vaya a librarla de una dura derrota el martes.
El bloque “no desea que el backstop entre en vigor”, afirmaron el presidente de la Unión Europea, Donald Tusk, y el presidente de la Comisión Europea y , Jean-Claude Juncker, en una carta publicada este lunes por el gobierno británico con el objetivo de calmar las inquietudes de los diputados.
“Si, pese a todo, se llegara a activar la salvaguarda, solo se aplicaría de manera temporal, a no ser y hasta que fuera sustituido por un acuerdo posterior que garantice que se evita una frontera dura”, señalaron los funcionarios de la UE.
“Estas promesas tienen peso legal”, afirmó May ante los diputados británicos, que el martes deben votar el documento de 585 páginas, fruto de 17 meses de difíciles negociaciones.
El acuerdo detalla las condiciones de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, prevista para el próximo 29 de marzo.
No cambia nada
Las nuevas garantías de Bruselas tendrían un impacto muy limitado. El partido del norte de Irlanda, DUP, advirtió que esas garantías no bastarían para vencer el rechazo al acuerdo.
“No se equivoquen, esta carta no cambia nada. Las cálidas palabras de la UE, que sin duda utilizará la primera ministra para intentar que los diputados apoyen su acuerdo de Brexit, no contribuyen en nada a resolver el problema de la frontera irlandesa”, afirmó el portavoz del Partido Liberaldemócrata, Tom Brake.
La carta “sé que no va tan lejos como algunos diputados querrían”, había reconocido May por la mañana ante los trabajadores de una fábrica en Stoke-on-Trent, una ciudad del centro de Inglaterra que votó mayoritariamente a favor del Brexit en el referéndum de junio de 2016, en que el país decidió por 52% acabar con 45 años de integración europea.
May dijo esperar, no obstante, que esto tranquilice el debate, al tiempo que lanzó una advertencia al parlamento: “Todos tenemos el deber de llevar a cabo el resultado del referéndum”.
“La confianza de la gente en el proceso democrático y sus políticos sufrirían un daño catastrófico” si finalmente Reino Unido no abandona el bloque, insistió.
Contra reloj
La primera ministra se encuentra bajo presión para pedir a Bruselas un aplazamiento ante la evidencia de que su acuerdo será rechazado el martes.
Según la analista del centro de estudios londinense Economist Intelligence Unit, Danielle Haralambous, “el tiempo se está acabando y nos encontramos en un estadio en el que el Brexit probablemente sólo pueda tener lugar a finales de marzo en el improbable caso de que el parlamento apruebe el acuerdo de May”.
“Para todas las demás opciones, el gobierno tendrá que ganar más tiempo y creemos que la UE estará dispuesta a proporcionárselo para evitar una situación de borde de precipicio”, agregó.
May mencionó ante la Cámara de los Comunes no creer “que la fecha del 29 de marzo deba ser retrasada”, sin embargo, cada vez son más numerosas las fuentes europeas que apuntan en esa dirección.
Más de 100 diputados del Parlamento Europeo prometieron respaldar al gobierno de Londres si pide un aplazamiento de la fecha del Brexit para alcanzar una solución a uno de los mayores desafíos políticos de su historia reciente.
“En el caso de que no haya acuerdo, existe la posibilidad de seguir buscándolo. Es posible también que se prorroguen los plazos, que se siga discutiendo”, mencionó el jefe de diplomacia española, Josep Borrell.
Mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó que a ellos les “gustaría que la votación de mañana fuese a favor (del acuerdo), pero, si no es el caso, corresponde a Reino Unido hacer peticiones y propuestas”.