El sector privado en la Eurozona experimentó en julio su expansión más fuerte desde julio de 2000, un periodo de 21 años, impulsado por la gradual reapertura de las economías, según el índice PMI del instituto Markit divulgado este viernes.

 El índice PMI del espacio de la moneda común europea pasó de 59.2% en junio a 60.6% en julio, señaló Markit en su informe.

Un registro inferior a 50 significa que la actividad se encuentra en contracción, y por encima de ese límite indica una expansión.

 Markit agregó ” la actividad empresarial de la Eurozona creció al ritmo más rápido en 21 años en julio mientras la economía continuaba reabriéndose tras las restricciones por el COVID-19″.

De acuerdo con Markit, el fuerte crecimiento, en particular del sector de servicios, “fue sin embargo compensado por una desaceleración en la producción, vinculada en muchos casos a un empeoramiento en las cadenas de suministro”.

Para Christ Williamson, economista jefe de Markit, la eurozona experimenta “una aceleración de la expansión en este verano [boreal] en la medida en que el relajamiento de las restricciones en la lucha contra la pandemia ha impulsado el mayorcrecimiento en 21 años“.

 También afirmo “El sector de los servicios en particular disfruta de la libertad con relación a las medidas anticovid y mejores tasas de vacunación, especialmente en los segmentos de hotelería, viajes y turismo”.

En opinión de Williamson, los retrasos verificados en la cadena de suministro aún son “una gran preocupación” para el sector manufacturero, ya que restringe la producción y eleva los costos de las empresas.

El estudio de Markit, sin embargo, identifica que la principal preocupación es sin duda la variante Delta del coronavirus.

“La confianza empresarial se ha visto afectada por crecientes preocupaciones sobre la variante Delta”, señaló el informe.

Williamson destacó que el estudio de Markit “destaca cómo la variante Delta plantea un riesgo importante para las perspectivas(…) No solo porque el aumento en el número de casos provocó una caída en el optimismo de los negocios a un nivel próximo al verificado en febrero, sino también porque nuevas oleadas globales de contaminación podrían conducir a más retrasos en la cadena de suministro y, por lo tanto, a precios cada vez más altos”.