“Sin esta gente no podríamos comer”, afirma John, un británico que como muchos otros sobrevive gracias un banco de alimentos en un país donde la pobreza golpea más fuerte que el Brexit a pocos días de las elecciones legislativas.
John, que no quiere dar su verdadero nombre, es exdrogadicto y vive en Slough, localidad situada al oeste de Londres y cerca del castillo de Windsor, una de las residencias de la reina Isabel II.
Su caso ilustra la dificultad extrema en que viven muchas personas en el Reino Unido tras una década de austeridad.
Los bancos de alimentos, como el que él frecuenta en una iglesia bautista, tienen tanta afluencia que la asociación Trussel Trust, que gestiona 1,200 incluido el de Slough, distribuyó un récord de 823,145 paquetes entre abril y septiembre. Cada uno de ellos permite alimentar a una persona durante tres días.
En Slough, la distribución aumentó un 29% respecto al año anterior, impulsada por la fuerte demanda de trabajadores pobres que no llegan a fin de mes.
La pobreza es uno de los temas de la campaña para las legislativas del 12 de diciembre: tanto el primer ministro conservador Boris Johnson como el líder de la oposición laborista Jeremy Corbyn prometieron reducir las desigualdades.
Y es que 11 años después de la crisis financiera internacional, muchos pueblos y ciudades en todo el país están lejos de haber pasado la página.
Gobierno en ‘negación’
“Slough está realmente mal, aquí hay mucha pobreza”, dice John.
“Lo que me parece ridículo es que nadie” entre los responsables políticos “hable de problemas reales como la salud mental, la pobreza, la drogadicción (…) entre la población que tiene menos dinero”, lamenta.
Las asociaciones de ayuda no dejan de advertir contra las consecuencias para los más pobres de las políticas de austeridad aplicadas en la última década.
Un relator de la ONU acusó incluso el año pasado al gobierno británico, que hasta ahora ha recortado sistemáticamente el gasto social, de “negación” sobre el aumento de las desigualdades.
El comité independiente británico Social Metrics Commission considera que la pobreza afectaba a 14.3 millones de personas en el país en 2017-2018, una quinta parte de la población total. Entre ellos hay 4.6 millones de niños.
“Los ingresos de los hogares se han visto afectados por los cambios en las ayudas sociales, el alza del costo de la vida, especialmente los alquileres”, subraya Judith Cavanagh de la asociación de lucha contra la pobreza infantil End Child Poverty.
“Por este motivo, dos tercios de los niños pobres viven en un hogar que trabaja. Las familias tienen que hacer sacrificios en lo relativo a la comida, la calefacción y la ropa”, afirma.
Al mismo tiempo, aumentan las personas sin hogar, que representan una quinta parte de quienes recurren a los bancos de alimentos.
Cada vez más gente que tiene trabajo no puede pagar una vivienda y se encuentra en la calle.
Crisis de vivienda
“El problema de las personas sin hogar es la expresión más extrema de la pobreza”, señala Jasmine Basran de la asociación Crisis.
En 2017, unas 171,000 familias o individuos dormían en las calles, en su automóvil, un autobús o los albergues de emergencia, según un estudio de esta asociación.
Según Basran, el Reino Unido sufre una “crisis de personas sin hogar” que requiere medidas inmediatas. Su asociación presiona para que el próximo gobierno aumente las ayudas sociales, construya más vivienda asequible e invierta en los servicios.
“La gente debería recibir la ayuda que necesitan para vivir”, sin tener que recurrir al banco de alimentos, afirma.
Por su parte, John, que vive en una vivienda temporal después de haberse encontrado en la calle, no está convencido de que las elecciones cambien algo para los más desfavorecidos.
“Creo que la política es pura tontería. Necesitamos a alguien más realista y que haya vivido en las calles de Londres, que haya vivido la pobreza. Hay que pasar por ahí para darse cuenta”, lanza.