Uno de los mayores productores estadounidenses de latas de aerosol, Ball Metalpack, con sede en Colorado, ha despedido a 91 de sus 500 trabajadores desde que el presidente Donald Trump impuso un arancel del 25% sobre el acero importado, lo cual elevó abruptamente los costos de la materia prima de la empresa.

Con su competidor principal, DS Containers, la historia es diferente. La filial de la japonesa Daiwa Can ha agregado más de 80 trabajadores en 18 meses en sus dos plantas de Illinois, con lo que sus empleados llegaron a 232.

Los rivales de la empresa de propiedad japonesa dicen que la razón de su éxito es simple: no está pagando la tarifa, lo que permite a la empresa arrebatarle el negocio a los competidores que se han visto obligados a subir los precios para cubrir sus costos de materiales más altos.

El Departamento de Comercio de Estados Unidos otorgó a DS Containers una exención del impuesto a la importación porque utiliza una materia prima, acero laminado de plástico, que no es producida por los fabricantes de acero en el país.

Las empresas que utilizan acero estañado estándar, como Ball Metalpack y Mauser Packaging Solutions, han visto sus solicitudes de exención negadas o retrasadas después de que el gobierno se opusiera, argumentando que el material está disponible a nivel nacional. Los ejecutivos de los fabricantes de latas responden que las siderúrgicas nacionales no pueden producir suficiente hojalata para satisfacer sus necesidades, obligándolas a seguir importando y pagando aranceles.

“En cualquier momento que quieran quitarnos un cliente, pueden hacerlo”, dijo la vicepresidenta ejecutiva de Mauser Packaging, Leslie Bradshaw. “Su negocio está creciendo, y el de todos los demás no. Estamos pagando tarifas del 25%”.

La dinámica de la industria de latas de aerosol ilustra el impacto desigual de los aranceles de Trump en los fabricantes de Estados Unidos y las consecuencias no deseadas de las políticas que protegen a un sector o empresa de la competencia extranjera a expensas de otros afectados por los elevados impuestos a la importación.

También subraya la fuerte influencia de los productores nacionales de acero sobre las políticas arancelarias de la administración Trump. Según una revisión a las solicitudes de exclusión del Departamento de Comercio para el acero de hojalata, el factor clave en una aprobación o denegación es si obtienen objeciones de US Steel o Arcelor Mittal USA, dos de los principales productores nacionales.

El presidente ejecutivo de DS Containers, Bill Smith, descartó cualquier ventaja que la exclusión arancelaria le haya otorgado a su compañía, argumentando que sus materiales son aún más caros que la hojalata estándar, incluso considerando la tarifa.

Su compañía ha crecido, aseguró, debido al diseño innovador de su lata de dos piezas, de hombros redondos, que puede fabricarse de manera más eficiente.

“Ganamos en la planta de fabricación, no en la mesa negociando los precios del acero”, dijo Smith.

Steel Makers vs. consumidores de acero

Los aranceles estadounidenses sobre las importaciones de acero y aluminio, una piedra angular de la política comercial de Trump ‘America First’, han aumentado los precios del acero y han estimulado la inversión en la fabricación de metales. En marzo, el presidente ejecutivo de US Steel, David Burritt, dijo a los legisladores que no parpadearan ante las críticas mientras la industria comienza a recuperarse de un largo declive.

Las tarifas, impuestas en marzo de 2018, provocaron inicialmente que los precios de los futuros de acero de bobina laminada en caliente del Medio Oeste se dispararan a 942 dólares por tonelada a fines de mayo de 2018. Pero esta semana se redujeron a alrededor de 578 dólares por tonelada, aproximadamente cómo se encontraban en octubre de 2017, pero con una mayor participación de mercado de los fabricantes estadounidenses.

De acuerdo con los datos del Departamento de Trabajo de Estados Unidos, la creciente fortuna de la industria del acero ha producido un modesto repunte en el empleo, reportado en 143,700 en marzo, un aumento de alrededor de 4,000 plazas respecto al año anterior.

El empleo de las siderúrgicas se ve empañado por el de las industrias que consumen acero y aluminio, que emplean a aproximadamente 6.5 millones de personas, según la Precision Metalforming Association y la National Tooling and Machining Association, dos grupos comerciales que representan a los procesadores de metales.

Cuando el presidente ejecutivo de Ball Metalpack, Jim Peterson, despidió trabajadores en Ohio, Pensilvania, Tennessee y Wisconsin, dijo: “Les dejamos saber a todos que aparentemente sus trabajos no son tan importantes para nuestro gobierno como los empleos del sindicato US Steel en Indiana”.

‘Listo para servir’

Al buscar una exención arancelaria, Ball Metalpack argumentó que los fabricantes de acero nacionales pueden producir solo la mitad de la hojalata necesaria para aerosoles, alimentos y latas de pintura en Estados Unidos.

US Steel sostuvo en sus objeciones que las fábricas de hojalata de Estados Unidos operaban a solo 43% de su capacidad porque las importaciones baratas habían erosionado la participación de mercado de los productores nacionales.

“Estados Unidos tienen una amplia capacidad para abastecer a los clientes de las plantas domésticas de estaño con sus necesidades y US Steel está listo para servir”, argumentó en un comunicado la portavoz de US Steel, Meghan Cox.

Cox dijo que la compañía está llevando a cabo un programa de inversión de capital en operaciones de hojalata llamado ‘Can Do’, cuyo objetivo es mejorar la calidad y la entrega de los productos.

Lo que los fabricantes de acero pueden hacer en el futuro, dice Peterson, no pueden hacerlo ahora, lo que deja a su negocio sin otra opción que importar de Europa aproximadamente la mitad de su hojalata y pagar tarifas.

“A US Steel le llevará años llegar a donde deben estar, pero no tenemos años”, dijo Peterson. “El negocio que estamos perdiendo está sucediendo de la noche a la mañana”.

Influencia de la industria del acero

El Departamento de Comercio ha recibido decenas de miles de solicitudes de exención de los fabricantes de los Estados Unidos y la agencia se ha esforzado por mantener el ritmo. A menudo ha rechazado solicitudes si hay objeciones de los productores nacionales de metales.

“El sesgo en la administración del Departamento de Comercio ha sido totalmente hacia la industria nacional de los fabricantes de metales”, aseguró Rufus Yerxa, presidente del Consejo Nacional de Comercio Exterior, un grupo de múltiples industrias con sede en Washington que promueve el libre comercio.

Algunas de las solicitudes de exclusión de hojalata, incluidas muchas de Mauser PackUn trabajador de la planta de Ball Metalpack revisa las latas de aerosol aging Solutions, aún están pendientes, ya que el Departamento de Comercio revisa las refutaciones y contrarrefutaciones.

Bradshaw, el ejecutivo de Mauser, dijo que la compañía no puede esperar un tratamiento arancelario más favorable y está explorando el traslado de la fabricación de latas y fondos de latas a América del Sur para aprovechar los suministros de acero extranjeros más baratos e importar los componentes a Estados Unidos libres de impuestos.

“Si hacemos eso”, dijo, “esos trabajos nunca regresarán”.