El récord mundial de muertes por el nuevo coronavirus que azota a Italia, primer foco europeo de la pandemia, está vinculado a varios factores según los científicos: promedio de edad de la población elevado, organización sanitaria y método de recuento de contaminadas y fallecidos.
Una población envejecida
El coronavirus, que afecta más gravemente a los ancianos o personas con otras patologías, mata por tanto a más enfermos en Italia, el país más viejo del mundo después de Japón.
Según el balance oficial, Italia tiene 47,000 contagiados por el coronavirus y poco más de 4,000 decesos, lo que da una tasa de letalidad de alrededor de 8.5%.
“Constatamos una mortalidad considerablemente más elevada en los países que tienen poblaciones más viejas en relación con los países más jóvenes”, explicó la demógrafa y profesora de Salud Pública, Jennifer Downd.
En sus trabajos publicados en el sitio del Foro Económico Mundial, la investigadora de la Universidad de Oxford señaló una “poderosa interacción entre demografía y mortalidad para la COVID-19”.
Downd señala que las medidas de distanciamiento social destinadas a frenar la transmisión del virus deberían considerar “tanto la composición de la población por edad, contextos locales y nacionales, así como vínculos sociales entre las generaciones”.
Para luchar contra la pandemia, sugiere, por tanto, garantizar “que el virus no entre en contacto con las personas mayores, para quienes puede muy fácilmente resultar mortal”.
En Italia, “la familia numerosa es uno de los pilares de la sociedad en la que los abuelos van a buscar a sus nietos a la escuela, los cuidan, hacen quizás las compras de sus hijos de 30 a 40 años, exponiéndose peligrosamente al contagio”, apuntó.
Afectada antes que los demás
Los especialistas también se cuestionan por el hecho de que Italia haya sido golpeada muy pronto por la pandemia (inmediatamente después de China).
“Cuando se me pregunta porqué Italia, respondo que no hay ninguna razón en particular”, declaró el profesor Yascha Mounk de la Universidad Americana Johns Hopkins en el canal canadiense CBC.
“La única diferencia es que el contagio llegó ahí unos diez días ante que en Alemania, Estados Unidos, Canadá y si estos países no reaccionan rápidamente y de manera decisiva, se convertirán en lo que Italia es hoy”, asegura.
Algunos expertos consideran también que el país fue tomado “por sorpresa”, sin tener tiempo para prepararse, a diferencia de sus vecinos. Los servicios hospitalarios se vieron rápidamente saturados y los médicos tuvieron que elegir a quién tratar, como revelaron varios testimonios publicados por la prensa.
Presión sobre el sistema de salud
Los especialistas señalan que el rápido aumento de la letalidad de la COVID-19 en Italia, especialmente en Lombardía, foco de la pandemia en la península, es consecuencia del número sin precedentes de pacientes que necesitan cuidados intensivos simultáneos, que además tiene una duración media de varias semanas.
En condiciones tan críticas, se da prioridad a los pacientes que tienen mayores posibilidades de supervivencia, lo que significa que la calidad de la atención desciende a pesar de que el sistema sanitario lombardo se considera eficaz.
Diferente sistema de recuento
Según los expertos, la tasa de letalidad en Italia se explica también por la política de detección que, según el gobierno, se debe realizar “sólo a las personas sintomáticas”. Una decisión que excluye a las personas potencialmente positivas, pero que no presentan síntomas.
Éste no es el caso de países que, como Alemania o Corea del Sur, optaron por un sistema que permite detectar a muchas personas infectadas, aunque casi no presentan síntomas. En consecuencia, la tasa de mortalidad disminuyó a medida que se contabilizaba el número de casos leves.
Por otra parte, Italia optó por integrar en el número total de fallecimientos tanto a los pacientes muertos de COVID-19 como a los que dieron positivo al coronavirus pero murieron de otra patología, política que no es necesariamente la de otros países.