La policía antidisturbios de Hong Kong retomó en la madrugada del martes el control del Parlamento de Hong Kong, que había sido tomado por cientos de manifestantes.
Los quejosos huyeron antes que la policía ingresara y mientras las unidades antimotines lanzaban gases lacrimógenos contra otros grupos que se encontraban en las adyacencias.
Más temprano el lunes, cientos de manifestantes irrumpieron en el Parlamento en el aniversario del traspaso de la ciudad a las autoridades chinas, destruyendo cuadros y pintando grafitis en las paredes, en un desafío directo a China por una ley de extradición que ha causado una gran ira en el territorio.
Algunos llevaban señales de tráfico, otros láminas de acero y pedazos de andamios, mientras cerca de un millar de personas se congregaba en torno al edificio del Consejo Legislativo, en el corazón del distrito financiero de la excolonia británica. Algunos se sentaron en los escaños de los legisladores, comprobando sus teléfonos.
El gobierno exigió el fin inmediato de la violencia, asegurando que había detenido todos los trabajos relacionados con las enmiendas a la ley y que la legislación se pausaría de forma automática en julio del próximo año. No hubo respuesta inmediata de los manifestantes.
Un pequeño grupo integrado sobre todo por estudiantes protegidos con cascos y máscaras usó una carretilla metálica, postes y andamios para golpear una y otra vez las puertas reforzadas de cristal del complejo, que acabaron cediendo.
Con anterioridad, policías antidisturbios con cascos y porras rociaron con gas pimienta a los manifestantes en la calurosa noche. Algunas personas sacaron barras de acero que reforzaban el edificio y en pancartas colgadas en pasos elevados podía leerse: “Hong Kong Libre”.
Los manifestantes, algunos de ellos con los brazos envueltos en film plástico para proteger su piel de los gases, paralizaron de nuevo partes del centro financiero asiático, ocupando carreteras tras bloquearlas con barricadas.
La líder de Hong Kong, Carrie Lam, suspendió la ley el 15 de junio, después de que la ciudad sufrió algunas de las protestas más grandes y violentas en décadas, pero no cedió a las presiones para eliminarla. Lam, respaldada por Pekín, se aferra ahora al poder en el que ya es el mayor desafío popular al presidente chino, Xi Jinping, desde que llegó al poder en 2012.
La sordera que veo en este gobierno pese a las protestas es muy preocupante. Lo que más me alarma es el total desprecio por la voluntad del pueblo. Si no se elimina por completo esta ley, no me quedará otra opción que abandonar mi casa, Hong Kong
dijo Steve, un abogado británico que lleva 30 años trabajando en Hong Kong.
Los opuestos a la ley de extradición, que permitiría el envío de personas a la China continental para ser juzgados en cortes controladas por el Partido Comunista, temen que sea una amenaza al preciado estado de derecho de Hong Kong y exigen su eliminación y la dimisión de Lam.
Hong Kong regresó a China en 1997 bajo la fórmula “un país, dos sistemas”, que permite libertades inexistentes en la China continental, como la de manifestación y una justicia independiente.
Con información de Reuters y AFP