California, Washington y Colorado, los tres estados que conforman la costa oeste de Estados Unidos han bloqueado envíos de carbón a Asia debido a la preocupación ante los efectos climáticos que estos podrían tener, por lo que el gobierno de Donald Trump estudia otra opciones para hacer llegar el insumo a sus clientes de aquél continente, entre ellas utilizar las costas canadienses y mexicanas.
El secretario de Energía, Dan Brouillette, señaló la semana pasada que una de las razones por las que su gobierno consideraba al T-MEC tan importante era precisamente por trabajar de forma colaborativa con México y Canadá para encontrar instalaciones de exportación que pudieran llevar el carbón de Wyoming, y otros estados, a Asia occidental y otros mercados globales.
El tratado contiene un capítulo de aduanas y facilitación comercial que establece reglas de operación de transporte para facilitar el comercio entre países, y que fija los valores de los bienes en los que se encuentran exentos de cobro arancelario, explicó Roberto Hernández, internacionalista.
Para establecer una red de transporte exitosa no sería necesaria la participación de gobierno, pero sí su aprobación.
Para iniciar el proceso, las empresas estadounidenses tendrían que apelar a un organismo de facilitación al comercio para que este les proponga un esquema de colaboración que evite caer en prácticas nocivas como dumping.
Esto permitiría solicitar a México el uso de sus aduanas y la homologación de aranceles.
A continuación, los productores necesitarán realizar los trámites correspondientes con la Secretaría de Economía, Secretaría de Hacienda y la Dirección General de Aduanas. El T-MEC no establece las reglas secundarias, por lo que serán los consultores quienes tendrán que gestionar las facilidades necesarias para el tránsito del producto.
Un vocero de la Administración Portuaria Integral de Baja California Sur estimó que México cuenta con las instalaciones portuarias necesarias para asistir con una parte considerable de las exportaciones estadounidenses a Asia, y dijo que sus operaciones se encuentran a merced de la demanda.
En Canadá, el gobierno de British Columbia ya tiene una operación de exportación de carbón estadounidense, y se reporta que el gobierno está analizando la posibilidad de aumentar los volúmenes manejados actualmente, con el apoyo de Ottawa.
Demanda mundial mengua
La protesta de los estados de la costa oeste son el más reciente obstáculo al que el presidente estadounidense se ha enfrentado en su lucha por ayudar a la industria carbonera de su país, una de sus promesas de campaña.
Su gran aliado en esta justa podría ser Japón: la complicada relación de este país con la energía nuclear tras el accidente en Fukushima ha resultado en el anuncio gubernamental de la construcción de 22 nuevas plantas de generación con base carbón, el cual ha sido criticado por la ciudadanía.
Actualmente, el carbón representa alrededor del 33% de la generación eléctrica en Japón. Mientras otros países planean eliminar este combustible en la próxima década, el balance de construcción y cierre de plantas en la isla asiática mantendrá al carbón como la fuente de alrededor del 25% de su energía para 2030.
En 2019, sólo el 16% de la energía eléctrica japonesa fue generada con tecnologías limpias.
Los otros grandes clientes de Estados Unidos en la región son Corea, China e India. Los últimos dos han sido señalados por la comunidad internacional como territorios críticos para el combate a la crisis climática con miras a 2050. En 2019, Asia representó el 35% de las exportaciones de carbón de Estados Unidos.