Cuatro horas y 20 candidatos más tarde, los demócratas completaron su segunda ronda de debates primarios presidenciales. 

Ante millones de espectadores, los candidatos apuntaron al presidente Donald Trump y también a otros en algunas políticas clave. Estas son las principales conclusiones.

Biden, protagonista de la segunda noche

Joe Biden, el favorito para desafiar al presidente Donald Trump en las elecciones de 2020 en Estados Unidos, estuvo bajo fuego de sus rivales el miércoles en la noche final del segundo debate del Partido Demócrata en Detroit.

Biden fue confrontado sobre atención médica, inmigración, justicia penal y asuntos raciales en el debate organizado por CNN en Michigan, un estado ‘columpio’ (swing state) donde Trump ganó en 2016.

Las tensiones fueron rápidamente evidentes entre Biden, un centrista que lidera las encuestas de la interna demócrata con 32.2% según el promedio de RealClearPolitics y la última camada de diez precandidatos de la veintena que aspira a la Casa Blanca.

El exvicepresidente de Barack Obama tenía como principal contrincante a la senadora afroamericana Kamala Harris (10.8%), quien en el primer debate hace un mes en Miami le hizo perder respaldo al confrontarlo sobre cuestiones de raza.

“Sé buena conmigo, muchacha”, le dijo Biden al saludarla al inicio del debate. Pero ni ella ni el resto dejaron la agresividad de lado.

Harris insistió en cuestionar a Biden por su oposición en los años 1970 al ‘busing’, un sistema de transporte que buscaba terminar con la segregación racial en la educación pública. “Si esos segregacionistas se hubieran salido con la suya, yo no hubiera sido miembro del Senado (…) ni Barack Obama hubiera podido nombrar a Biden vicepresidente”, dijo.

También chocaron sobre la cobertura de salud. Biden criticó los costos del plan propuesto por Harris, pero ella reivindicó su planteo asegurando que da cobertura universal. “Vicepresidente Biden, usted está simplemente equivocado”, le dijo.

Inmigración y justicia penal

El único hispano en la carrera, Julián Castro (1%), quien en el debate hace un mes sobresalió por presentar un plan para arreglar el “fracturado” sistema migratorio, también arremetió contra Biden por no apoyar su idea de despenalizar los cruces fronterizos.

Biden le dijo que nunca lo escuchó hablar de esto cuando era secretario de Vivienda de Obama. “Parece que uno de nosotros aprendió las lecciones del pasado y uno de nosotros no”, le respondió Castro.

El senador Cory Booker (1.7%) también cuestionó la postura de Biden sobre inmigración, por la cual estudiantes extranjeros de doctorado podrían permanecer en el país, comparándola a la de Trump, quien quiere favorecer la llegada de inmigrantes que tengan estudios.

Booker arremetió además contra Biden por sus decisiones en justicia penal. “En este momento hay personas presas de por vida por delitos de drogas, porque usted defendió esa retórica falsa contra el delito”, dijo Booker. 

El exvicepresidente devolvió el golpe: dijo que cuando Booker era alcalde de Newark abogó por detener y registrar a los negros.

“No se trata del pasado. Se trata del presente”, le respondió Booker, increpando que seguía sin ofrecer una solución a los presos.

Unidos contra Trump 

El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio (0.5%), alineado con el ala más radical del partido, apeló a “reestructurar la sociedad”. 

“A los ricos les cobraremos impuestos”, dijo, al asegurar que ni Biden ni Harris garantizarán que los pudientes no sigan enriqueciéndose.

Un día antes, la primera parte del debate expuso la profunda fractura entre los demócratas radicales y los moderados. 

Con bajo puntaje en las encuestas, el resto de los candidatos que participaron del debate el miércoles -el empresario Andrew Yang, la congresista de Hawái, Tulsi Gabbard; la senadora Kirsten Gillibrand; el senador de Colorado, Michael Bennet, y el gobernador de Washington, Jay Inslee- buscaron potenciar su exposición, pero no se destacaron demasiado.

Algo, sin embargo, los unió: la condena unánime a Trump, a quien llamaron “racista”, “supremacista blanco”, “demagogo” y “no patriota”.

“¡Están desesperados por Trump!”, tuiteó el mandatario poco antes del inicio del debate el miércoles.

 

El próximo encuentro, para el que se espera una decantación de los precandidatos, será en septiembre, cinco meses antes de la primera votación de las primarias demócratas el 3 de febrero de 2020 en Iowa.

Biden, Warren y la brecha ideológica

Bernie Sanders, Elizabeth Warren
Bernie Sanders y Elizabeth Warren (Reuters)

Bernie Sanders y Elizabeth Warren fueron asediados por los candidatos moderados en el debate camino a las primarias demócratas, revelando la brecha ideológica dentro del partido de cara a las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos.

Las dos figuras demócratas con perfil más de izquierda fueron cuestionados con dureza por candidatos menos conocidos que expresaron temor a que las ideas de Sanders y Warren espanten a los votantes independientes, propiciando la reelección de Trump.

Casi empatados en los sondeos con 16% y 14%, Warren y Sanders son críticos respecto al poder de los actores del mundo financiero y partidarios de un sistema universal de salud.

“La gente quiere pagar precios razonables por sus medicamentos”, dijo Sanders, quien defiende un programa de atención universal de salud conocido como ‘Medicare para todos’.

“Esta no es una idea radical”, afirmó el senador de Vermont.

“Lo entiendo, hay mucho en juego y la gente tiene miedo”, dijo Warren, senadora por Massachusetts.

Ambos candidatos fueron los primeros en subir al escenario y se saludaron afectuosamente al inicio del debate, que tuvo lugar en Detroit, Michigan, uno de los estados ‘columpio’ (swing states) -que fluctúan su apoyo entre demócratas y republicanos- y donde se impuso el presidente Donald Trump en 2016.

“Podemos seguir el camino por el que nos quieren llevar el senador Sanders y la senadora Warren, con malas políticas como el ‘Medicare para todos’, todo gratis y promesas imposibles que van a repeler a los votantes independientes y hacer que Trump sea reelegido”, dijo el excongresista John Delaney, quien llamó a los votantes a no centrarse en “promesas imposibles”. 

“Yo no sé por qué alguien se presenta a candidato de Estados Unidos sólo para decirnos todas las cosas que no podemos hacer”, respondió irónicamente Warren. 

 

Dado el nutrido contingente de 20 aspirantes demócratas, el debate tuvo que ser dividido en dos jornadas: la primera el martes y la segunda hoy por la noche con el esperado duelo entre el exvicepresidente Joe Biden y la senadora Kamala Harris.

‘Tocar el timbre’

El tema migratorio también estuvo sobre la mesa.

Warren defendió la seguridad en la frontera pero criticó que con “la criminalización” de la inmigración irregular “se le da a Donald Trump la capacidad de separar a niños de sus padres”.

“Una madre y niño que caminan 1,000 millas huyendo de la violencia no son criminales”, dijo a su vez Sanders. 

 

Pero el congresista de Ohio, Tim Ryan, dijo que los inmigrantes que llegan a la frontera “al menos deben tocar el timbre”.

El cambio climático tampoco estuvo ausente y Sanders enfrentó cuestionamientos sobre su plan de transformación energética. “Estoy un poco cansado de los demócratas que tienen miedo de las ideas grandes. Los republicanos no tienen miedo de las grandes ideas”, lamentó el senador.

El debate racial 

Este miércoles, en la segunda parte del debate todas las cámaras estarán enfocadas hacia Biden, quien según el promedio de sondeos de RealClearPolitics encabeza con casi 32% las preferencias la carrera demócrata para enfrentar a Trump, que busca la reelección.

En el primer debate demócrata, que tuvo lugar a fines de junio en Miami, el exvicepresidente fue duramente asediado por Harris (10.5%), una política californiana afroamericana que lo confrontó sobre temas raciales.

Después de la aguda polémica en Estados Unidos por las declaraciones de Trump contra un grupo de congresistas demócratas del ala más progresista del partido y que pertenecen a minorías, se espera que esta noche el tema racial esté en el foco. 

Es probable que el debate deje aspirantes por el camino antes del próximo duelo verbal en septiembre, por lo que varios intentarán luchar por mantener vivas sus campañas.

Pete Buttigieg, el primer candidato a la presidencia de Estados Unidos abiertamente homosexual y quien tiene 6% de las preferencias, intentó distinguirse del pelotón, llamando a sus correligionarios a dejar de pensar en lo que van a decir los republicanos. 

Los aspirantes de bajo perfil, como la senadora Amy Klobuchar y el exgobernador de Colorado, John Hickenlooper, ambos con menos del 2% en las encuestas, lanzaron mensajes más de centro con la esperanza de mantenerse en la carrera.

Los candidatos que no hayan recibido donaciones de al menos 130,000 personas y que no tengan más de 2% en los sondeos no podrán participar en el próximo debate. Actualmente solo siete candidatos cumplen este requisito.

Con información de Reuters y AFP