Christine Lagarde, quien se perfila como la próxima presidenta del Banco Central Europeo (BCE), tendrá que dirigir con gran delicadeza la política monetaria de la entidad encargada de controlar la inflación en zona del euro.

La francesa no proviene de círculos bancarios, y ni siquiera es economista de formación, pero ha sabido sortear numerosas crisis económicas y bancarias cuando estuvo al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI), y cuando fue ministra de finanzas de Francia durante la crisis mundial de hace un década.

Una vez confirmada por el Parlamento Europeo, la veterana funcionaria francesa de 63 años dará algo más de peso a las mujeres en una banco central cuyo consejo de gobernadores solo cuenta con 2 mujeres por 23 hombres.

La abogada de formación ha vencido a expertos en política monetaria, como al mexicano Agustín Carstens, con quien contendió por la dirección del FMI, y con su nominación al BCE venció en la contienda a otros expertos en la materia.

 Lagarde se ganó el respeto de los economistas que trabajaron con ella en el FMI aunque no está formada en el mismo molde que los otros banqueros centrales del consejo director

indicó el estratega de la firma Prudential Financial, Quincy Krosby.

Conocida por sus capacidades políticas, oratorias y por su facilidad de trato entre ministros y presidentes, Lagarde se desmarca del carácter “solitario” de Mario Draghi, el actual presidente del BCE, destaca el economista de ING, Quincy Krosby.

Halcón o Paloma

Lagarde siempre ha defendido la política de Draghi, quien llevó las tasas de interés del BCE a mínimos históricos, y quien impulsó la compra de activos privados y públicos por valor de 2.6 billones de euros entre 2015 y finales de 2018.

“Es igual de ‘paloma’ que Draghi”, considera Capital Economics.

Lo anterior significa que si hace falta, Lagarde será decidida partidaria de estimular activamente la economía de la eurozona con reducciones de tasas. Un posible contraste con la política restrictiva de los “halcones”, como el presidente del Bundesbank alemán, Jens Weidmann, quien no logró ser elegido al frente del BCE.

Especialistas calculan por lo tanto que Lagarde proseguirá la política suave o paloma de Draghi, bajando aún más el costo del crédito y comprando más deuda, para reanimar una coyuntura europea afectada por las tensiones proteccionistas.

¿Lagarde con poder de convencimiento?

El BCE sin embargo tiene “menos margen de maniobra” que la Reserva Federal estadounidense, que tiene unas tasas de interés más altas, destacan lestrategas del banco UBS.

Lagarde tendrá que esforzarse de convencer a los 19 presidentes de los bancos centrales de la zona del euro, por lo cual su capacidad de generar consensos será analizada minuciosamente, explica el director de inversiones de deuda de Fidelity International, Andrea Ianelli.

Su experiencia en el FMI puede resultar clave en otro frente de batalla: las negociaciones sobre la política presupuestaria europea, o las reformas estructurales.

“La esperanza es que consiga llevar a Berlín hacia una política presupuestaria más proactiva”, añade el estratega de Pictet Wealth Management, Frederik Ducrozet.

Inversionistas a la expectativa

Con la nominación de Lagarde, el BCE envió una señal a los inversionistas para comprar más deuda gubernamental, en una apuesta de que la francesa supervisará la flexibilización de la política monetaria para apoyar a la economía de la región y los mercados, de acuerdo con análisis de Paul J. Davies en el Wall Street Journal.

Para Draghi, Europa tiene que hacer frente a los desafíos que enfrentan los recortes de tasas y la compra de bonos por sí solos, por lo que los inversores pueden esperar demasiado para una rápida acción de política monetaria.

En la sesión del martes, día en el que se dio a conocer la nominación de Lagarde, los rendimientos de los bonos alemanes a 10 años alcanzaron un mínimo histórico de -0.397%, casi cayendo a los niveles de la tasa de interés de la zona del euro, mientras que la deuda del gobierno francés también tocó un mínimo histórico de -0.102%, según reportó el Wall Street Journal.

En tanto las tasas italianas registraron la mayor caída y cerraron en su nivel más bajo desde principios de noviembre de 2016, mucho antes de que se formara el actual gobierno populista.

Los rendimientos italianos a 10 años terminaron las operaciones europeas en 1.63% en las operaciones normales, bajando 0.262 puntos porcentuales, indicó el medio especializado.

Con información de AFP