A tres cuadras de la casa de 10 millones de dólares de Mark Zuckerberg en San Francisco, un veterano militar que se quedó sin hogar y ahora vive en viviendas subsidiadas por el gobierno ha recolectado artículos como una aspiradora, una secadora de pelo y hasta una máquina de café. Todo en buenas condiciones y del contenedor de basura del director ejecutivo de Facebook.
Jake Orta, de 56 años, es un recolector de basura a tiempo completo, quien después de pasar más de 12 años en las Fuerzas Aéreas, regresó a Estados Unidos para encontrarse sin hogar ni familia. Actualmente su objetivo es ganar entre 30 y 40 dólares por día a partir de sus descubrimientos, es decir, alrededor de 300 dólares por semana.
Gente como Orta son “parte de una economía clandestina en San Francisco de personas que trabajan en las aceras frente a casas multimillonarias en busca de cosas que pueden vender”, explica el New York Times.
De acuerdo con el diario neoyorquino, la recolección de basura es una profesión asociada con mayor frecuencia a los barrios marginales y favelas que a una ciudad en la puerta de Silicon Valley. Sin embargo, con el paso del tiempo esta práctica se ha extendido pese a que la recolección de basura es ilegal en California. “Pero rara vez la ley se hace cumplir”, aseguró en entrevista Robert Reed, un portavoz de Recology.
En San Francisco, el valor promedio de una casa es de alrededor de 1.34 millones de dólares y el pago inicial promedio necesario fue de alrededor de 250,000 dólares el año pasado, según datos de Recode. Y la mitad de los multimillonarios tecnológicos del mundo viven en Silicon Valley.
“Esta área puede tener la mayor concentración de riqueza en la historia humana”, aseguró el exalcalde de Mountain View, Lenny Siegel, cuya casa está valuada en 2.5 millones de dólares, pero la compró hace 40 años por 112,000 dólares.
El distrito escolar también sufre las consecuencias. A inicios de este año informó que más de la mitad de sus estudiantes no tienen hogar y algunos maestros viajan más de dos horas para llegar porque no pueden encontrar una vivienda local asequible.
A consideración de The Guardian, a medida que las compañías tecnológicas Uber, Airbnb y Pinterest se preparan para hacerse públicas, se espera que miles de millonarios más inunden el mercado en San Francisco y Silicon Valley.
Mientras, la clase media y los trabajadores pobres están luchando por refugiarse.