El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong Un, se reunirán este miércoles en su segundo encuentro presencial, apostando a que su relación personal puede superar las diferencias en torno a las armas nucleares de Pyongyang y poner fin a más de 70 años de hostilidades.
A pesar de los escasos avances hacia su meta declarada de terminar con las armas nucleares de Corea del Norte desde que el año pasado se reunió con Kim en Singapur, Trump ha dicho que está totalmente comprometido con su diplomacia personal con el líder norcoreano.
El mandatario estadounidense declaró a fines de 2018 que él y Kim se “habían enamorado”, y en la víspera de su viaje a la segunda cumbre declaró que ambos han desarrollado una “relación muy, muy buena”.
Las negociaciones en Hanoi, capital de Vietnam, estarán enfocadas en lograr avances sustanciales hacia la eliminación del arsenal nuclear de Corea del Norte que amenaza a Estados Unidos.
“Esta afinidad es la principal fuerza motora para desarrollar mejores relaciones”, dijo Harry J. Kazianis, especialista en estudios de Corea.
“Claramente, se necesita una base más sólida para el diálogo entre Kim y Trump. No hay dos personas que tengan hombros lo suficientemente anchos para asumir solas el peso de temas tan difíciles que se han prolongado por 70 años”, agregó.
Los dos líderes políticos tendrán una conversación cara a cara, seguida por una cena en la cual estarán acompañados de dos invitados e intérpretes, dijo la portavoz de la Casa Blanca Sarah Sanders a bordo del Air Force One.
Ellos tendrán “una serie de reuniones” el jueves, agregó.
En Singapur, ambos se comprometieron a trabajar por la desnuclearización y la paz permanente en la península de Corea. Corea del Norte y Corea del Sur técnicamente han estado en guerra desde un conflicto que duró de 1950 a 1953 y que terminó con una tregua y no con un tratado.
La reunión de Singapur -la primera entre un presidente de Estados Unidos en funciones y un líder norcoreano- terminó con pocos detalles sobre cómo desmantelar las armas nucleares y misiles balísticos de Pyongyang.
Ambas partes probablemente se sentirán presionadas para acordar medidas específicas en esta oportunidad, como los pasos concretos que tomará Corea del Norte para renunciar a las armas que amenazan el territorio continental de Estados Unidos y qué ofrecerá Washington a cambio.