Japón registró un déficit comercial el año pasado, por primera vez desde 2015, debido a la ralentización de las exportaciones en un contexto de tensiones entre sus dos mayores socios comerciales, China y Estados Unidos.

El déficit comercial japonés en 2018 fue de 1.2 billones de yenes, tras dos años de superávit. El crecimiento anual de las exportaciones se redujo a 4.1%, desde 11.8% de 2017, según datos del ministerio de Finanzas publicados este miércoles.

Las exportaciones a China aumentaron 6.8%, frente a 20.5% en 2017. El aumento de los envíos a Estados Unidos fue de 2.3%, contra 6.9% un año antes.

“Las exportaciones a Estados Unidos no fueron fuertes, pero sí sólidas, mientras que los envíos a Asia, sobre todo a China, se ralentizaron”, señaló el jefe economista del Norinchukin Research Institute, Takeshi Minami.

La guerra comercial afectó negativamente a las exportaciones de las empresas japonesas de partes y dispositivos de ensamblaje de productos finales en empresas chinas, así como a las exportaciones desde China de negocios japoneses que operan en el gigante asiático, explicó el experto.

“Si la economía mundial se mantiene así, no podemos esperar un crecimiento de las exportaciones”, aseguró Minami.

Además, Japón aumentará los impuestos a las compras del 8% actual a 10% en octubre, lo que podría implicar un alza de la demanda antes de la nueva tasa.

“Esto podría impulsar las importaciones hasta septiembre, lo que aumentaría el déficit de Japón”, señaló el experto.

La pelea contra la baja inflación

Este mismo día, el banco central de Japón volvió a revisar a la baja sus previsiones de inflación, una nueva muestra de sus dificultades para lograr la tasa de 2%, perseguida desde hace tiempo, ya que las autoridades consideran que es fundamental para impulsar la economía.

Tras un encuentro de dos días, el consejo político del Banco de Japón mantuvo su programa de flexibilización monetaria, como se esperaba, y redujo la previsión de inflación para el año fiscal que finaliza en marzo del año que viene al 0.9%, desde el 1.4%.

La decisión de revisar la previsión a la baja se debió en parte a la caída del precio del petróleo, señaló la entidad.