Italia se encuentra en una encrucijada que podría definir el futuro de La Liga, el partido de derecha liderado por Matteo Salvini.
La renuncia de Giuseppe Conte como Primer Ministro tendrá como consecuencia el alza de una coalición de derecha al poder, o la retirada temporal de la corriente política. La decisión está en manos del presidente Sergio Mattarella.
“El gobierno termina aquí”, dijo Conte durante su renuncia, donde también acusó a Salvini de “distraerse del buen trabajo del gobierno buscando una excusa para sabotearlo”. Conte renunció el martes a consecuencia de un llamado de Salvini para emitir un voto de no confianza en su contra y solicitar elecciones anticipadas.
Ahora, Mattarella tiene la opción de acceder a la petición de realizar elecciones, escenario en el que los partidos de derecha podrían ganar más curules, o alcanzar una alianza con otro partido que le permita instaurar un nuevo Primer Ministro sin otra elección.
Si Salvini tiene éxito, Italia se uniría a una corta lista de países que recientemente han optado por gobiernos de derecha (o extrema derecha) con tintes populistas.
Hungría
Viktor Orbán, el actual Primer Ministro de Hungría ha ocupado el puesto de forma ininterrumpida desde el 29 de mayo de 2010. Este fue su segundo ascenso al poder tras ocupar el cargo entre 1998 y 2002.
Orbán es el líder de Fidesz, un partido nacionalista, conservador y con ideología de derecha que se formó como un partido liberal anticomunista. Fidesz ha conseguido una súper-mayoría en las últimas tres elecciones.
En las últimas elecciones, el partido defendió una postura anti-migración y advirtió sobre la amenaza de “una Europa con población mixta y sin sentido de identidad”. En marzo de este año, el grupo de centro-derecha European People’s Party suspendió la membresía de Fidesz por su récord ante la libertad de prensa y los derechos de las minorías.
Tras una reunión con Salvini, Orbán dijo a La Stampa que el italiano era el político más importante de Europa.
Polonia
El partido Ley y Justicia de Polonia subió al poder por segunda vez en su historia el 6 de agosto de 2015. Su líder y fundador Jarosław Kaczyński ha alabado al gobierno húngaro e incluso ha declarado que “llegará el día en que tendremos una Budapest en Varsovia”.
Ley y Justicia ha sufrido tres éxodos de miembros desde 2010, todos ellos acusando al partido de haberse inclinado demasiado a la extrema derecha. En mayo de 2016, el gobierno desmanteló al grupo coordinador “contra la discriminación racial, xenofobia e intolerancia”, y declaró que su cometido era inútil.
El movimiento fue criticado por opositores como una forma de apaciguar a la extrema derecha, críticas que aumentaron cuando el presupuesto del ombudsman nacional fue recortado por 10 millones de złotych (alrededor de 2.6 millones de dólares). Además, es presentado por medios oficiales como un traidor por promover posturas críticas al gobierno.
Austria
La crisis migratoria de 2015 dió al Freedom Party (FPÖ) la oportunidad de aumentar su popularidad mediante una retórica anti-refugiados, para alcanzar así 26% de los votos y formar un gobierno conjunto el 15 de octubre de 2017.
La alianza con un partido de centro izquierda fue polémica desde su concepción, pero permitió a FPÖ controlar seis ministerios, incluyendo el interior y el exterior. En 2019, Heinz-Christian Strache, el líder del partido fue grabado solicitando fondos a ciudadanos rusos e insinuando que podría censurar la prensa nacional para verse favorecido.
El video llevó a la renuncia de Strache y la disolución de la alianza en el poder. Además, fue una muestra de lo que Timothy Snyder, en su libro “El camino a la falta de libertad”, calificó como una apertura ideológica, e incluso una mímica de las estrategias rusas en la extrema derecha europea.
Las ideas de derecha funcionan en Europa, y el resto del mundo, porque apelan al sentimiento nacionalista de que si un pais no está siendo exitosa es por cuestiones fuera de su control como la migración y la globalización. La corriente, además, se ha propagado más rápidamente en países en vías de desarrollo que en países desarrollados, lo que les ha permitido aprovechar aún más la tendencia de crecimiento mundial y, con esto, ganar popularidad entre países vecinos.
Incluso países como Alemania y Francia han visto un crecimiento en la popularidad de los partidos de derecha, quienes han logrado hacerse de algunos curules a nivel local y europeo, aunque no han conseguido llegar al poder todavía.