La inflación de la Eurozona mostró signos de desaceleración en marzo, pero las lecturas subyacentes siguieron obstinadamente altas, dijo Eurostat, confirmando los datos preliminares que aumentaron las preocupaciones en el Banco Central Europeo (BCE) sobre la persistencia de las presiones de precios.

La inflación al consumo en los 20 países que comparten el euro se redujo del 8.5% de febrero al 6.9%, principalmente por la rápida caída de los costos energéticos, ya que los precios del gas natural siguen bajando tras su repunte de hace un año por la invasión rusa a Ucrania.

 

 

Sin embargo, a los responsables de política monetaria del BCE les preocupa ahora que los elevados costos de la energía se hayan filtrado a la economía en general y persistan en todos los sectores, desde los servicios a los salarios, haciendo que la inflación sea más difícil de controlar.

De hecho, excluyendo los alimentos no elaborados y el combustible, los precios se aceleraron hasta el 7.5%, frente al 7.4% del mes anterior, mientras que una medida de la inflación aún más limitada, que también excluye el alcohol y el tabaco, repuntó del 5.6% al 5.7%, en línea con los datos preliminares.

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La tasa de interés podría seguir subiendo

La persistencia de unos niveles elevados de inflación subyacente ha llevado a la mayoría de los dirigentes monetarios del BCE a afirmar que los tipos de interés deberán seguir subiendo, a pesar de las subidas récord de 350 puntos básicos registradas desde el pasado mes de julio.

El debate parece estar ahora entre una subida de 25 puntos base y otra de 50 puntos base para la reunión del 4 de mayo y es probable que los datos de inflación de abril, que se publicarán sólo dos días antes de la decisión, sean el factor determinante.

Por ahora, los mercados se inclinan por la subida menor, pero los inversionistas siguen viendo una posibilidad de un 33% de que el BCE opte por una subida mayor.

Inflación alta en Reino Unido

Las apuestas a que el Banco de Inglaterra también subirá los tipos en mayo aumentaron este miércoles, después de que Reino Unido se convirtiera en el único país de Europa occidental en registrar una inflación de dos dígitos en marzo.

No es probable que la subida de tipos de mayo del BCE sea la última y los mercados prevén ahora un total de 85 puntos base de subidas antes de que el tipo de depósito del 3% alcance su máximo o tipo terminal.

La principal preocupación del BCE es que la inflación de los servicios, actualmente en el 5.1%, es simplemente demasiado rápida y podría estar indicando que los salarios se están convirtiendo en un problema clave, ya que los precios de los servicios están determinados predominantemente por los costes laborales.

Otro problema es que la inflación de los alimentos sigue acelerándose y esto tiene un impacto sobredimensionado en la percepción de la inflación por parte de los consumidores, lo que podría cambiar el comportamiento del gasto y presionar las demandas salariales.

La inflación de los alimentos no procesados repuntó hasta el 14.7% el mes pasado, frente al 13.9% de febrero.

Impacto en los salarios

Los salarios aumentarán entre un 5% y un 6% este año, es decir, apenas se están recuperando después de que los trabajadores perdieran una parte de sus ingresos reales a causa de la inflación en 2022. Pero esta tasa es incompatible con el objetivo de inflación del 2% del BCE, por lo que el retroceso de la inflación podría ser dolorosamente lento.

El mercado laboral del bloque también sufre una escasez de mano de obra generalizada en todos los servicios de cara a este verano, lo que sugiere que las presiones salariales aún podrían acelerarse.

Los dirigentes del BCE prevén que el crecimiento de los precios subyacentes se acelere durante unos meses más antes de llegar a una meseta y es posible que no se produzca un descenso significativo antes del otoño boreal.

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Con información de Reuters