La inflación de la eurozona alcanzó otro máximo histórico en julio y su pico aún podría estar dentro de los meses posteriores, lo que mantiene la presión sobre el Banco Central Europeo (BCE) para que opte por otro aumento de las tasas de interés en su reunión del 8 de septiembre.

El índice de precios al consumidor (IPC) en los 19 países que comparten el euro se aceleró 8.9% en julio desde el 8.6% del mes anterior, muy por encima de las expectativas del mismo nivel registrado en junio y del objetivo del BCE del 2%, según datos de Eurostat, la agencia de estadísticas de la Unión Europea. 

La inflación fue impulsada inicialmente por cuellos de botella en el suministro posteriores a la pandemia, sin embargo, las consecuencias de la invasión de Rusia a Ucrania han sido el factor que más repercusiones ha dejado en el presente, ocasionando que los precios de la energía, metales y alimentos se aceleren.

Si bien los altos precios de la energía siguen siendo una causa inflacionaria importante, ya que aumentaron 39.7% en julio; además de los precios de los servicios, con incremento de 3.7% y los alimentos, que subieron 9.8%, lo que sugiere que la inflación es cada vez más amplia. 

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Inflación alta presiona al BCE

A medida que el incremento de los precios no termina de ceder, el BCE elevó la tasa de interés en 50 puntos base en este mes, su mayor aumento desde 2011, o el doble de lo que había indicado después de su reunión anterior. 

Como parte de su esfuerzo por frenar la inflación récord, el BCE prometió más incrementos de tasas para evitar el inicio de una espiral de salarios y precios difícil de romper. 

Sin embargo, la inflación también es un dilema para el banco. Los altos costos de los alimentos y la energía agotan los ahorros y, en última instancia, ralentizan el crecimiento, lo que posiblemente lleve al bloque a la recesión, en el peor de los casos.

De hecho, Alemania, la mayor economía de la eurozona, se estancó en el segundo trimestre antes de lo que podría ser un tercer trimestre difícil. 

Mientras tanto, la economía estadounidense disminuyó 0.9% en el segundo trimestre, dando lugar a su segundo retroceso de forma consecutiva tras la baja de 1.6% en el primer trimestre, lo cual da como resultado una fase recesiva de la economía más grande del mundo.

Aún así, el BCE ha dejado en claro que los temores a la inflación superan las preocupaciones sobre el crecimiento, lo que sugiere que las autoridades están dispuestas a subir las tasas incluso si eso perjudica el crecimiento, ya que la inflación ahora corre el riesgo de arraigarse.

Mercado laboral de la eurozona, ajustado

En apoyo de los argumentos a favor de las persistentes presiones de los precios, el mercado laboral nunca ha estado más ajustado en las dos décadas de historia de la eurozona.

La tasa de desempleo es un mínimo histórico del 6.6%, mientras que el empleo está en su nivel más alto, lo que sugiere que las presiones salariales, una condición previa de la inflación duradera, ya están en camino.

Los mercados ahora están valorando un aumento de la tasa de 35 puntos base para septiembre, lo que sugiere que los inversionistas se dividen entre un movimiento de 25 y 50 puntos base.

También esperan un movimiento combinado de 90 puntos base para fin de año, o un aumento en las tres reuniones de política restantes.

Sin embargo, las expectativas se han reducido en las últimas semanas debido a que se considera que una recesión, posiblemente inducida por la pérdida de acceso al gas ruso, persuadirá al BCE de seguir un camino de tasas más suave.

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Con información de Reuters