Hong Kong advirtió a Estados Unidos que se mantuviera fuera del debate sobre la legislación de seguridad nacional impuesta por China, y advirtió que el retiro del estatus especial en el hub financiero podría afectar también a la economía estadounidense.

El presidente Donald Trump anunciará más tarde este viernes su respuesta a los avances de esta semana del Parlamento chino en materia de la legislatura de seguridad, que muchos abogados, diplomáticos e inversionistas creen que podría erosionar las libertades de la ciudad.

La ex colonia británica ha registrado actos de desobediencia civil por el miedo de que Beijing frene el alto grado de autonomía garantizada por la fórmula “un país, dos sistemas” adoptada en 1997.

“Cualquier sanción es una espada de doble filo que no sólo lastima los intereses de Hong Kong, sino también los de EU de forma significativa”, dijo el gobierno pro-Beijing de la ciudad el pasado jueves.

Entre 2009 y 2018, el comercio con Hong Kong presentó un superávit de 297,000 millones de dólares para Washington, el más grande entre todos sus socios comerciales. Además, alrededor de 1,300 compañías estadounidenses tienen oficinas en la ciudad.

Beijing dijo que la nueva legislatura, que pretende entrar en vigor en septiembre, atacará la secesión, subversión, terrorismo e interferencia extranjera en la ciudad. También podría llevar al establecimiento de agencias de inteligencia china en Hong Kong.

En la última muestra de la autoridad de Beijing sobre la ciudad, el Ministerio de Seguridad Pública de China (MPS) dijo que “dirigirá y apoyará a la policía de Hong Kong para detener la violencia y restaurar el orden.

La policía de la ciudad es independiente de China y el MPS no tiene jurisdicción en Hong Kong.

El activista democrático Jimmy Lai dijo que lucharía hasta el final contra la imposición de las leyes de seguridad nacional de Beijing. Gobiernos de la Unión Europea también externaron “grave preocupación” por los movimientos de China.

Mientras las tensiones anti-gubernamentales se encendían esta semana, la policía antimotines roció balas de goma y gas lacrimógeno para dispersar a cientos de manifestantes en la primer protesta desde que las demostraciones se paralizaran por meses.

Las autoridades chinas y el gobierno de Hong Kong han dicho que la legislatura no representa una amenaza para la autonomía de la ciudad, y que los intereses de los inversionistas extranjeros serán preservados.

Estados Unidos ha realizado esfuerzos para llamar una junta del consejo de Seguridad de la ONU para tratar el tema de Hong Kong, lo que ha provocado que China reitere que se trata de un asunto interno y que ningún otro país tiene derecho a intervenir.

Leung Chun-ying, exlíder de Hong Kong, resaltó el riesgo de que las empresas extranjeras queden atrapadas en el fuego político cruzado, y criticó a HSBC por no aclarar la postura frente a la imposición de la ley china.

En Washington, el consejero económico de Trump, Larry Kudlow, dijo que Hong Kong podría perder sus privilegios especiales y ser tratado como china en cuestiones financieras y de intercambio comercial.

El Departamento de Estado dijo que “ya no podía certificar que Hong Kong continuara mereciendo un trato diferente” al de Beijing.

Fitch Ratings dijo que esperaba que la economía de Hong Kong se contrajera un 5% este año, en gran parte por el coronavirus, y que la perspectiva para el ambiente de operación de sus bancos era negativa.