Los ministros de Finanzas del G-20 acordaron el viernes por primera vez un esquema colectivo para reestructuraciones de deuda de gobiernos, en anticipación la enorme carga fiscal que enfrentarán las naciones más pobres que debieron buscar financiamiento externo por la crisis de COVID-19.
Los principales acreedores, incluyendo a China, deberán adherirse a las normativas comunes en torno a la forma para reducir o reestructurar la deuda que sea considerada insostenible.
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De acuerdo con el esquema, las naciones acreedoras negociarán juntas con el país deudor, que se espera pueda acceder a los mismos términos con acreedores del sector privado.
Los ministros del G-20 dijeron en un comunicado que el esquema busca facilitar el ajuste de deuda ordenado y oportuno de las naciones elegibles para un congelamiento de pago de deuda dispuesto en abril, pero que solo se incluirá al sector privado de forma voluntaria.
Actuar rápido
A finales de octubre, Carmen Reinhart, economista jefa de Banco Mundial, pidió a los líderes del grupo de las 20 economías más importantes actuar rápida y decisivamente para reducir la deuda de las naciones con elevadas cargas que les ponen en riesgo de afrontar una década pérdida en desarrollo.
Sean audaces, dijo Reinhart, cuando se le preguntó sobre su consejo a los líderes del G-20 durante un evento organizado por el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo.