Reino Unido presentó hoy el documento que utilizará como punto de partida para iniciar una negociación con la Unión Europea para definir cómo será el futuro de su relación.

Este proceso debe estar finalizado antes del 31 de diciembre de este año, si el país quiere evitar una salida sin acuerdo. La esperanza de Reino Unido es obtener un tratado como el de Australia o Canadá, aunque la proximidad geográfica de ambos mercados pone nerviosa a Bruselas.

¿Por qué más negociaciones?

Reino Unido abandonó la Unión Europea de forma oficial el 31 de enero, pero este abandono fue más bien ceremonial: aunque los británicos dejaron de aportar al presupuesto de la Unión y perdieron representación política en Europa; la libertad de movimiento y trabajo, y la relación comercial entre ambas regiones siguen operando bajo las mismas reglas.

Estas reglas cambiarán de forma definitiva el primer día de 2021, por lo que Londres y Bruselas tendrán diez meses para llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes. El comercio entre Reino Unido y Europa representa alrededor de 650,000 libras anuales (838,000 dólares).

¿Qué quiere Reino Unido?

El pendiente más importante para el Gobierno de Boris Johnson es la firma de un acuerdo comercial entre ambos entes: si este no se logra antes de la fecha límite, el intercambio sería regido por las reglas de la Organización Mundial de Comercio, lo que representaría pérdidas de hasta 32 mil millones de dólares para Reino Unido, debido a la entrada en vigor de ciertos aranceles.

El periodo también servirá para negociar tratados comerciales con otros países. Aunque el comercio con la Unión representa el 49% del intercambio comercial británico, la campaña a favor de Brexit hizo especial énfasis en la ventaja que representaría para Downing Street ser capaz de negociar sus propios acuerdos comerciales. Actualmente, los países que no tienen acuerdos con la Unión Europea representan 40% del comercio internacional para Reino Unido (alrededor de 684,000 millones de dólares).

“Respetamos la soberanía, autonomía y orden legal de la UE, y esperamos que ellos respeten los nuestros”.
El Canciller del Ducado de Lancaster Michael Gove delineó el enfoque del Gobierno de Reino Unido a su relación con la UE en la Casa de Representantes esta mañana.

El gobierno de Johnson también ha externado exigencias en materia de resolución de conflictos surgidos a partir de las leyes europeas, servicios financieros y justicia criminal, donde ya existen controversias por el futuro de la extradición de criminales entre Reino Unidos y los países miembros de la Unión.

La campaña ‘leave’ también atacó ciertas normativas europeas, sobre todo las relacionadas a agricultura, pesca y seguridad del consumidor. Ahora, Reino Unido podrá establecer sus propias normativas, aunque un alejamiento pronunciado de las reglas europeas podría afectar la aceptación de sus productos dentro de la Unión.

A pesar de estos riesgos, Boris Johnson ha declarado que su gobierno estaría dispuesto a retirarse de las pláticas en junio de este año, si consideran que las negociaciones no han logrado los avances necesarios.

¿Qué quiere Europa?

Un campo de juego parejo. Así define la Unión Europea su principal demanda durante el proceso de transición. Bruselas cree que la proximidad del Reino Unido a Europa continental, comparada con Australia y Canadá, podría traer desventajas competitivas a la Unión, por lo que ha exigido que Londres establezca estándares similares a los actuales en varias materias incluyendo ambiental, laboral y de subsidios gubernamentales.

Boris Johnson ya se había comprometido a adoptar algunas de estas medidas durante el proceso de divorcio, pero en recientes declaraciones ha expresado que “sólo la independencia absoluta será suficiente”.

“La posición del gobierno frente a la declaración política que firmó tras la salida parece flexible y la firma parece haber sido parte de una estrategia política para poder ‘salirse con la suya’. Es una apuesta, porque mostrarte dispuesto a desechar los acuerdos que ya fueron negociados puede no resultar la mejor estrategia en negociaciones futuras”, explicó Liam Hill, analista político.