El promotor inmobiliario chino Evergrande parece abocado a una reestructuración después de caer el impago, una mora que corre el riesgo de hundir la economía del país.
El exnúmero uno nacional de bienes raíces está lastrado por una deuda de 294,000 millones de dólares, y Pekín todavía no anuncia si va a rescatarlo.
Al cierre del mercado de Hong Kong, las acciones de Evergrande cayeron 1.67% a un precio de 1.77 dólares.
Un informe de la AFP detalla las formas que podría adoptar una reestructuración del grupo para sus clientes, acreedores e inversores.
¿Quién tendrá prioridad?
Incapaz de pagar a algunos proveedores, Evergrande no pudo completar las viviendas que prometió a sus clientes. Varios centenares se manifestaron en septiembre frente a la sede del grupo en Shenzhen (sur).
El régimen comunista, temiendo sobre todo la agitación social, debería dar prioridad a los compradores y luego a los proveedores para completar los proyectos ya en marcha, supone Mark Williams, de la firma Capital Economics.
“Luego, será el turno de los acreedores, de los bancos, de los tenedores de obligaciones”, prevé. “Aquí es donde puede haber una pelea por los restos”, explicó.
Según Williams, los tenedores de bonos en el extranjero corren el riesgo de quedar al final de la lista.
¿Habrá un plan de rescate?
Nada lo sugiere. Pekín insiste en permanecer fiel a su objetivo de desinflar la burbuja inmobiliaria, estima el analista Larry Ong, de la firma SinoInsider.
El jueves, el gobernador del banco central, Yi Gang, dio a entender que el destino del grupo quedaría librado a las leyes del mercado.
Pekín parece descartar el riesgo de una catástrofe que afectaría a todo el sistema financiero. “Los líderes chinos deben pensar que los bancos que prestaron a Evergrande son públicos y pueden sobrevivir a sus pérdidas”, afirma Williams.
¿Qué tipo de reestructuración?
Las autoridades podrían permitir que Evergrande continúe su actividad principal, la inmobiliaria, pero empujar al grupo a vender sus otros activos, según el economista Shujin Chen, del banco de negocios estadounidense Jefferies.
Las sumas recaudadas se repartirían entre los acreedores en función de su prioridad en el plano legal, advierte.
En los últimos años, Evergrande realizó una multitud de inversiones, a veces arriesgadas, en sectores tan diversos como el turismo, la salud o incluso los coches eléctricos.
Pekín, a través de sus empresas públicas, podría ocuparse de estas diferentes filiales y confiar su reestructuración a los gobiernos locales, estima Ong.
Los titulares de obligaciones, por su parte, se arriesgan a que el tema se resuelva en tribunales.
¿Qué método?
Permitir que Evergrande se hunda sin generar grandes olas es el delicado ejercicio al que se enfrentan los reguladores. Según Kuijs, del grupo Oxford Economics, Pekín podría aflojar un poco su política y dejar que los promotores recauden más fondos en los mercados para amortiguar el impacto de una quiebra de Evergrande.
Para Ong, el estado también podría obligar al jefe de Evergrande, el multimillonario Xu Jiayin, a vender activos para pagar parte de las deudas del grupo.
¿Hay precedentes?
Sí y no. En los últimos años, China reestructuró varios conglomerados privados fuertemente endeudados.
Para ello, Pekín los puso directamente bajo su tutela. Tal es el caso de la aseguradora Anbang, de la sociedad de inversiones Tomorrow Group y de su banco Baoshang, así como del gigante del turismo y de la aviación HNA, que se han enfrentado a importantes dificultades financieras.
Pero el método podría no funcionar para Evergrande, dada la complejidad del grupo, advierte Larry Ong. “No hay precedente comparable”, estima.
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Probables repercusiones
¿Una onda de choque o una pequeña sacudida en la economía mundial? La suspensión de pagos del gigante inmobiliario chino Evergrande suscita nuevas interrogantes sobre la salud de la economía internacional, ya sometida a numerosas incertidumbres.
Locomotora del crecimiento mundial, China lleva meses con el motor gripado, lo que ha llevado a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) a recortar a principios de mes las previsiones de crecimiento para este país este año y el próximo, a 8.1 y 5.1% respectivamente, como ya hizo en octubre el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Además de las dificultades del sector inmobiliario, que representa 25% de su Producto Interno Bruto (PIB), China resiente el impacto de la pandemia y las actuales dificultades de aprovisionamiento en la cadena mundial.
En lo referente al ladrillo, “los acontecimientos recientes pusieron en evidencia los riesgos persistentes en el mercado inmobiliario chino, con potenciales efectos importantes entre sectores y más allá de las fronteras”, advirtió la OCDE, subrayando “el debilitamiento de la inversión inmobiliaria, un importante motor de crecimiento”.
Algunas cifras vinculadas a Evergrande generan vértigo: cerca de 300,000 millones de dólares de deuda, 200,000 empleados, incumplimiento de pagos de 1,200 millones de dólares, según informó el jueves la agencia de calificación Fitch.
Riesgo de contagio
En su informe sobre la estabilidad financiera publicado en noviembre, la Reserva Federal (Fed) estadounidense mostró su inquietud ante los riesgos de contagio de la crisis de Evergrande a la economía mundial.
Esta se ve amenazada ya por una posible ralentización de la recuperación por la elevada inflación y la imprevisible situación sanitaria.
Pero por ahora, la economía mundial parece a salvo de un efecto dominó y de una crisis de envergadura.
“La ralentización del inmobiliario en China será importante pero contenido, debido al bajo nivel de inmuebles sin vender, de la posibilidad de relajar las políticas públicas, de la urbanización y del crecimiento significativo de ingresos”, estimó la consultora Oxford Economics, en sus previsiones económicas de noviembre.
Uno de los factores clave es la implicación de las autoridades chinas, cuyas regulaciones para sanear este sector fuertemente endeudado agudizaron la crisis de varios promotores.
El lunes, el Banco Central redujo las tasas de reservas obligatorias de los bancos y la oficina política del Partido Comunista afirmó su respaldo al sector inmobiliario.
“La presión respecto a una ralentización en China es muy grande. No sería racional adoptar obligaciones demasiado fuertes de desapalancamiento” en el sector, señala Xiaodong Bao, gerente de carteras para Edmont de Rothschild AM.
Economista especialista de Asia-Pacífico para la firma Euler Hermes, Françoise Huang anticipa que “nos arriesgamos a continuar teniendo quiebras, pero su impacto debería contenerse para que la ralentización económica china no sea excesivamente inquietante para el resto del mundo”.
Un cierto número de medidas de apaciguamiento tomadas por las autoridades chinas desde octubre han tenido, según ella, un efecto positivo en los préstamos acordados por los bancos y las ventas de propiedades realizadas, así como en los niveles de las tasas de interés, aportando “un cojín al impacto económico” actual.
Los mercados financieros mundiales han quedado relativamente a salvo tras el anuncio de la suspensión de pagos de Evergrande y, en general, se vieron poco sacudidos por el deterioro de este enorme grupo inmobiliario.
Por contra, la tasa de interés sobre la deuda china de riesgo se ha acelerado en las últimas semanas y seguía su avance el jueves.
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